La lucha contra el narcotráfico

Ya hemos perdido demasiado tiempo con los métodos utilizados hasta ahora. Valdría la pena reconocerlo y cambiar de vía
Parto señalando, paradoja de quien dispara sus artículos, que la lucha contra el narcotráfico no puede ser concebida, como un combate, como una guerra. Más claramente expresado, no me resulta grato que se tenga que involucrar a las Fuerzas Armadas y declarar estados de excepción.
La democracia debería contar con recursos para defenderse de cualquier manifestación que la agreda, trátese del financiamiento de las campañas donde unos candidatos tienen la ventaja de contar con dinero sucio, que se lava en la promoción electoral o, si me perdonan el sesgo racista, cometido con la intención de superarlo, cuentan con dinero negro, que se blanquea financiando la propaganda, más bien publicidad, del candidato escogido que probablemente no tenga ninguna idea que ‘vender’.
Por cierto, para que la lucha contra el narcotráfico tenga alguna efectividad, con o sin la participación de las Fuerzas Armadas es imperativo la más amplia y organizada participación ciudadana, tarea en la que tienen que estar comprometidos los gobiernos locales, protegiendo a los pobladores en coordinación con las acciones del Estado y de toda otra institucionalidad existente, tal cual las iglesias o las fundaciones que valoran los distintos sentidos de la libertad.
Y es que esa es la tragedia fundamental generada por el narcotráfico: la perversa formación de adictos que, esclavizados, por una dosis de la droga que los ata son capaces de convertirse en sicarios.
En todo caso, ojalá este tan complejo asunto se trate en la Cumbre de las Américas que se inicia hoy. Una de las certezas en la lucha contra el narcotráfico es que no se lo puede hacer país por país. Requiere una mínima coordinación regional en inteligencia, en tecnologías, en métodos probados de lograr que las acciones obtengan éxito.
Y por supuesto, una discusión que no puede dejar de darse debe ser la referida a la despenalización del tráfico. Siendo que no es cuestión de solo proponérselo, el debate debería empezar pronto. Ya hemos perdido demasiado tiempo con los métodos utilizados hasta ahora. Valdría la pena reconocerlo y cambiar de vía.