Un mejor país en conectividad
Sin duda, si se cumplen las previsiones aquí planteadas, el Ecuador habrá dado un avance gigantesco...
Como estos cañonazos no pretenden escamotear los avances sino más bien propiciarlos, hoy es grato reseñar los esfuerzos que están haciendo para ponernos al día en conectividad.
Hace más de veinte años escuché el término por primera vez, estando en Colombia, y tuve acceso al plan nacional de conectividad de ese país. Entonces pude darme cuenta de la enorme distancia que manteníamos en ese campo, con el vecino del norte. Si las cosas salen como se pretende, en dos años más estaremos superando esa gran brecha en cuanto a la dotación de servicios de comunicación, imprescindibles para estar debidamente equipados para ser competitivos en las tareas propias de nuestro tiempo.
Ahora, solo la mitad de la población tiene acceso a redes 4G frente al 65 % en promedio que se mantiene en la región. Solo 4 de cada 10 ecuatorianos tiene ‘smartphone’ (41, 4 %), 4 de cada 10 hogares tiene servicio de internet (37,2 %), 1 de cada 10 hogares tiene computador de escritorio o portátil (11,1 %) y somos el segundo país más caro a nivel de precios de servicios móviles.
La información aquí expuesta es oficial. Expresada de otra manera, nos refleja que de 1.024 parroquias, 392 no tienen conectividad, 167 cuentan con servicio 4G, 632 con servicio 3G y 214 mantienen baja o nula penetración de internet fijo. Se aspira a lograr una cobertura del 100 % hasta el 2020, priorizando algunas de ellas con internet barato.
Así, se espera mejorar la cobertura, reducir los precios y proveer de servicios, que ahora no tienen, al sector salud y al sector educación.
Sin duda, si se cumplen las previsiones aquí planteadas, el Ecuador habrá dado un avance gigantesco que lo pone de un salto en el siglo XXI. Es inaceptable que en plena entrada a la tercera década de este siglo el país se mantengan como a inicios del siglo XX, con amplios espacios del territorio sin un servicio que hace tiempo debió estar provisto.
En todo caso, parece posible, con base en nuevas alianzas público-privadas lograr grupos interesados en financiar las operaciones requeridas y hacerlo con absoluta transparencia, de modo que el progreso no aparezca manchado.