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Pancho Swett en mi memoria

Avatar del Francisco Huerta

“La frivolidad alimentada por la ignorancia y por el prurito de hacer noticia es una seria limitante para el desarrollo de la cultura política ecuatoriana”. Francisco Swett

Qué gran pena sentí con la infausta noticia de que Pancho Swett había fallecido.

En seguida pensé: qué difícil va a ser reemplazarlo. No todos los que saben de Economía tienen su don de gente, menos todavía su gran cultura, que le permitía citar con soltura a los autores antiguos y a los modernos. Sin duda, era un producto de la Universidad de Princeton en Nueva Jersey, una de las más antiguas de los Estados Unidos, distinguida por la cuidadosa admisión de sus estudiantes que provienen, en función de su calidad intelectual, de todos partes del mundo, en ánimo de constituir una auténtica comunidad académica.

También cursó estudios en otra magnifica institución: la Universidad Wesleyana en Ohio.

Así, Pancho era un universitario con todo el potente significado que esa denominación encierra, en cuanto a la academia donde se estudia y, sobre todo, en cuanto al producto que se obtiene: un hombre con ideales, con sentido de misión, entre otras, notable, su voluntad de transmitir, de enseñar y compartir generosamente su tiempo y sus conocimientos, expresados con sencillez y sin arrogancia.

Tuve la fortuna de compartir con Pancho en varios escenarios a lo largo de la vida. En los últimos tiempos nos reuníamos semana a semana para pensar en el diseño de un nuevo proyecto de nación. Él no era únicamente un amplio conocedor de las Ciencias Económicas, tenía vasta experiencia en el área correspondiente del sector público. Hombre de su tiempo, también participaba de una visión política con profundo sentido de lo social, pese a que simultáneamente cultivaba un acendrado gusto por una vida refinada, actitudes que únicamente en las mentes estrechas, desgraciadamente abundantes, se conciben como incompatibles.

Igual disfrutamos de su erudición en las reuniones para planificar con el director de Expreso y sus editorialistas, los temas de la semana y definir sobre qué asuntos cabía tratar.

Pancho, cada lunes escribía sobre temas económicos y nos deleitaba de domingo a domingo con gratas muestras de su versación y su afán de servicio al Ecuador.

Descansa en paz querido amigo. ¡Misión cumplida!