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Pensando en el futuro de Juan y Juana Pueblo

Avatar del Francisco Huerta

En los periodos de crisis, tal cual el actual, el futuro está en manos de todos. Unámonos para reconstruir la democracia’.

Yo, Juan Pueblo I, con estudios superiores, no tengo empleo. De la pandemia para acá no he podido conseguirlo. Vivo cada día la infernal angustia de no saber si voy a poder conseguir los dólares necesarios para parar la olla. En la práctica, mi familia y yo estamos pasando hambre. Pronto tendré que vender el carro o empezar a trabajar como lechucero. ¡Qué pena! Era bonito poder invitar a un asado los domingos. Ahora no me atrevo. Ya no cuento con la carnicería donde hacía las compras. Y yo que sentí que empezábamos a mejorar. Luego de ponerme las dos vacunas y los dos refuerzos, la sensación de seguridad era muy buena. Sin embargo, hoy siento miedo. Fue doloroso empeñar nuestro televisor de pantalla gigante, comprado a crédito y por suerte ya pagado. No me consuela tener que mirar el fútbol en el bar de la esquina. Allí hay que beber y no tengo con qué.

Yo, Juan Pueblo II, con el esfuerzo de mis padres pude llegar a bachiller. Me gradué con honores en el Mejía. Con una buena palanca me conseguí un puesto en el Ministerio de Agricultura y Ganadería. Mi ventaja fue poder escribir en máquina eléctrica. Una vez adentro me di cuenta de que el sector rural era la última rueda del coche. Que no contábamos con vehículos para salir al campo. Y manteníamos pugnas estériles, entre ganadería y banano, entre camarones y flores, entre pesca y avicultura. Ahora la invasión rusa a Ucrania está causando grandes trastornos. Espero que nos sigan pagando al día. Seis pastillas a la mañana y seis antes de dormir, son un platal que debo pagar de mi bolsillo porque en el IESS no hay lo que me recetan mis médicos. Y a estas alturas no quisiera ir a un hospital del Ministerio de Salud.

Yo, Juana Pueblo, con mi esfuerzo tengo una maestría en Comunicación. A mis treinta y dos me parece que voy bien. Me gustaría conseguir trabajo en una empresa extranjera. Por el momento no pienso en tener hijos y más adelante, tal vez uno. Quiero irme pronto de aquí. Este país no tiene claro el porvenir.

Los dos Juanes y Juana: vivimos en un desencanto permanente. ¿Habrá cómo recuperar la esperanza?

Sí. Juntos.