Premium

Reestructurar al sector Salud

Avatar del Francisco Huerta

"Qué bueno que sería recuperar para Guayaquil el querido Instituto Nacional de Higiene Leopoldo Izquieta Pérez"

A veces me parece que el gozo por el deber cumplido solo queda en los hospitales, en los cuarteles, en una que otra aula o en la redacción de ciertos medios de comunicación. Definitivamente no ocurre en los diversos ámbitos de la administración pública, en cualquiera de sus funciones, salvo que como deber cumplido se entienda el asumir las órdenes superiores a sabiendas de que son chuecas o dolosas.

¡Qué bonito que era el Ecuador! Todos o casi todos sentíamos que el país merecía que nos juguemos por él. Siempre estábamos dispuestos a poner en riesgo la libertad o la vida si la “causa” así lo ameritaba. Ver la bandera ondeando nos ponía los pelos de punta, tal cual escuchar las notas sagradas del Himno a Guayaquil. Cuando lo hacía sonar una cadena de AER, nos inundaba un sentimiento de obligatoriedad frente a la consigna todavía no escuchada. ¡Qué bonito que era el Ecuador!

Ahora, sin averiguar mucho qué nos pasó, tenemos que proceder a recuperar esos valores. Así, sector por sector, empezando por el de la Salud, en razón de la pandemia que tantas aflicciones ha causado, en acuerdo con diversas instituciones que reconocen la importancia del mismo, pareciera que conviene empezar poniendo la casa de la salud en orden. Incluso antes que la casa de la economía. Casi en simultánea sí pero, no antes, al igual que la del desarrollo agrícola, y por supuesto el de la educación.

Con ello dicho: la Universidad Casa Grande, la Fundación Ecuador, el núcleo de Guayaquil de los clubes rotarios, la Sociedad Ecuatoriana de Salud Pública Núcleo del Guayas, el Colegio Médicos, recogiendo el sentir de la ciudad y la región, me han solicitado disparar un cañonazo para reclamar el retorno del Instituto Nacional de Higiene a Guayaquil.

Fue una gran torpeza retirarlo del entorno donde más se lo requiere, donde es más natural su funcionamiento. Gran regalo le haría el Gobierno a la ciudad de Octubre, en esta época de vacas flacas, devolviéndole en oportunidad del bicentenario de su gesta independentista, la única entidad, creación guayaquileña, de ámbito nacional que funcionaba en su territorio.