Seguridad social: botín político
"Vivimos uno de los peores momentos de la vida nacional. Hay que superarlo con urgencia"
Uno de los resultados más lamentables del tsunami de corrupción que recorre la República con plena complicidad oficial es la anunciada quiebra del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social. Lo anticiparon algunos de sus directivos hace ya varios años, pero el cinismo impúdico que quiso seguir aprovechándose de sus recursos se permitió negar el riesgo de esa quiebra con la complacencia aparentemente ingenua del primer mandatario, que decidió creerle. Mientras tanto, no puede ser concebible que sin el visto bueno del presidente se haya procedido a repartir la red hospitalaria del IESS entre los legisladores más corruptos de la Asamblea Nacional, donde por excepción hay gente honrada.
Lo que señalo, desgraciadamente, no es fruto de mi imaginación ni tampoco del deseo de manifestarme como opositor; es apenas una pequeña muestra del estado de descomposición ética y política en que se encuentra la República. Vieja práctica es negociar cargos públicos a efectos de conseguir colaboración política, pero repartir hospitales para venderles insumos médicos con sobreprecio es una novedad producto de un afán de enriquecimiento vertiginoso de algunos de los actuales legisladores, que evidencian creer que un cargo de elección popular es un medio adecuado para hacer crecer el patrimonio, llegando incluso al extremo de señalar como un tonto a quien ocupando un cargo público no lo hace.
Así, algunos asambleístas no solo tienen control de hospitales sino que son dueños de su provincia y actúan como tales, contrabandeando diésel, repotenciando refinerías, pagando sobreprecio en tierras destinadas a construir otras, aceptando megaobras sobrevaloradas; en fin, toda una amplia gama de actos que en el fondo constituyen traiciones a la patria que la impunidad vigente permite realizar con desparpajo.
Si ya era un desastre la República que recibió Moreno de Correa, no solo que la mesa no estaba servida, sino que ahora también se han robado la mesa en medio de un discurso que resulta vacío por falso, cuando anuncia cirugía mayor contra la corrupción. ¡Se impone un golpe de timón para no zozobrar!