Sigamos pedaleando
Aconseja Carapaz: “hay que seguir pedaleando”. De eso se trata. Hay que lograr acuerdos, especialmente para atender lo social
Muchos filósofos políticos, Karl Popper entre ellos, han sostenido que la búsqueda de la verdad no es la búsqueda de la certeza; "hay que distinguir tajantemente entre verdad y certeza". Tal vez por eso una de sus obras más conocidas, En busca de un mundo mejor, se titula así. En ella señala: "Para nosotros, solo existen dos tipos de gobierno: aquellos en los que los gobernados pueden librarse de sus gobernantes sin baño de sangre y aquellos en los que los gobernados pueden, si acaso, librarse de los gobernantes solo mediante un baño de sangre". Y añade: "Creemos pues en la democracia, pero no porque sea el gobierno del pueblo. Ni ustedes ni yo gobernamos; por el contrario, tanto ustedes como yo somos gobernados, y en ocasiones más de lo que desearíamos. Pero creemos en la democracia como la forma de gobierno compatible con la oposición política pacífica y efectiva, y por ello con la libertad política". Recalco: "Democracia como la forma de gobierno compatible con la oposición pacífica y efectiva, y por ello con la libertad política".
Ojalá estos días, las marchas, que por donde transitan van paralizando la república, sean pacíficas y efectivas, sin violencia, sin sangre. Sin vandalismo, y por tanto, sin incendios y sin piedrazos a los periodistas. Sin agredir, para no insistir en lo feo de otras marchas, a los representantes de la autoridad, que es producto de la voluntad popular.
Vivimos días difíciles, no hace falta agravarlos, salvo que no se tenga un mínimo sentido de responsabilidad, de preocupación por la suerte de la república. Hay que ser de una indolencia patológica para no ver los riesgos a los que todos estamos sometidos, y no vamos a poder enfrentarlos si cada cual mira solo para el lado que cree que le conviene, tal cual generalmente sucede en vísperas de elecciones.
Confío en el patriotismo de quienes desean manifestar su inconformidad. Tienen derecho a ello. La protesta social es una garantía de avance, de cambios positivos. El vandalismo no, por cuenta de los que protestan o de quienes se infiltran. El Estado está obligado a reprimirlo.