Premium

Otra vez la barbarie

Avatar del Francisco Huerta

Aquel que dice que ama a la humanidad y no ama a la patria donde nació, es un gran mentiroso’.

Cada vez soy más ferviente defensor de la paz. Sé bien: la paz es un valor sin fronteras. Sintiendo las negativas consecuencias de la violencia homicida que cunde entre nosotros, se entiende con más fuerza el sentido invalorable de la paz.

Por supuesto, también sé que no habrá paz mientras no haya justicia pero, a la justicia no se llega por el camino de la muerte. Por el contrario, la justicia empieza con la protección de la vida.

Que la guerra es la continuación de la política por otros medios, es una expresión obsoleta. La guerra que ahora sufre Ucrania es el producto de ambiciones superlativas sustentadas en nostalgias imperiales. Solo quienes las sufren pueden atreverse a matar para intentar calmarlas.

Bueno sería que el mundo, luego de veinte siglos y la experiencia dolorosa de dos guerras mundiales, contase con instituciones destinadas a la preservación de la paz. Lo ha intentado sin conseguirlo. Es evidente que una nueva organización de las naciones es una exigencia ineludible de nuestro tiempo, donde las conveniencias de la economía tienen el poder de distorsionar la validez de los principios.

En cualquier caso, como en todas las grandes tragedias, donde surge lo peor y lo mejor de lo humano, de nuevo el patriotismo emerge con fuerza y da lugar a hermosas manifestaciones de heroísmo.

Ucrania es una gran nación en múltiples sentidos. Conducida ahora por un actor cómico que parecía apenas el resultado de esas distorsiones que la democracia permite, ha logrado concitar la solidaridad mundial, evidenciando un gran liderazgo.

Rusia también, aun sin ser la poderosa Unión Soviética, tiene un pueblo que mucho ha aportado al progreso de la humanidad. Lamentablemente, ha caído en las manos de un grupo mafioso de oligarcas indecentes que desean incrementar su riqueza apoderándose de la de sus vecinos y ahora, como jugadores de un casino siniestro, le apuestan al miedo atómico como fundamento de sus irresponsables comportamientos. No prevalecerán. Salvo dos o tres regímenes corruptos disfrazados de progresistas, el mundo apoya solidario la resistencia de Ucrania.