Francisco Rosales Ramos | ¿Debate?
El Ecuador no puede continuar con más de 280 partidos políticos y movimientos, y 16 candidatos a la presidencia
Controversia, polémica, discusión, señala la RAE como concepto de debate. Nada de ello ocurrió en las presentaciones de los candidatos a la presidencia la noche del domingo último. No es posible un debate entre ocho participantes y menos entre 16. En el fondo fue una oportunidad para que varios desconocidos se muestren a los ciudadanos y hagan conocer sus pensamientos sobre temas de interés nacional. Pero los organizadores demostraron su capacidad de complicar un evento y evitar el debate entre los participantes.
Las generalidades de las preguntas preparadas por la comisión y la inacción de los moderadores permitieron que los candidatos no contesten a las preguntas formuladas por la comisión y por los otros participantes. Respondieron lo que bien quisieron e ignoraron lo que no les convenía contestar. Ejemplo: la pregunta sobre si aumentarán impuestos o reducirán gastos en vista del déficit de aproximadamente 4.000 millones de dólares del presupuesto de 2024, fue ignorada sin que los moderadores cumplan su papel.
Noboa se mantuvo tranquilo, enterado de los temas y sin necesidad de hacer alarde de autoridad y decisión como lo hicieron varios participantes. No lo necesitaba. Enorme contraste entre las candidatas González. Luisa: desdibujada, sin voluntad, temerosa y hasta pesimista. Andrea: inteligente, agresiva con el correísmo, buena expositora y valiente. Cucalón demostró profundidad, experiencia política y administrativa pero lejos, al menos en esta vez, de llegar a los primeros lugares. Muchos otros: populistas, soñadores, ausentes de racionalidad, ofreciendo desde rebajas de impuestos, establecer un hub financiero con 400 bancos, mandar delincuentes a los cementerios y resolver los problemas con la inteligencia artificial.
El ridículo sin límites: un candidato disfrazado de Nayib Bukele o de general de las guerras de la independencia.
El Ecuador no puede continuar con más de 280 partidos políticos y movimientos, y 16 candidatos a la presidencia, la mayoría auspiciados por partidos de alquiler y financiados por el Estado.