Francisco Rosales Ramos | Debate del domingo

En 48 horas el país debería conocer en profundidad el pensamiento de los candidatos para la segunda vuelta del domingo 13 de abril. Pero para que ello ocurra habría sido indispensable que los organizadores del debate, primeramente, diseñen un verdadero debate, y, en segundo lugar, que se permita que ocurra.

La ciudadanía no quiere un intercambio fofo de ideas generales ni evasión de respuestas precisas. Sin embargo, habrá restricciones de minutos y segundos para preguntas y respuestas, lo cual puede convertir al encuentro del domingo en una parodia.

El debate Febres Cordero-Borja, moderado por el maestro del periodismo Alejandro Carrión, es una guía para el debate presidencial. Él se limitó a enunciar el tema a analizarse y dejar que los candidatos se pregunten y cuestionen entre sí. En algún momento les pidió evitar expresiones salidas de tono, pero no desnaturalizó el enfrentamiento dialéctico claro y directo y expresar sus opiniones sobre cuestiones de interés nacional.

Los chats del caso Liga revelan una organización mafiosa, con apodos incluidos, dirigida desde Bélgica por “Ají con Mote”, que busca apropiarse de instituciones como la Superintendencia de Bancos. El mensaje “sin la Super de Bancos, Luisa gana y se seguirá lavando dinero en el sistema financiero, dinero del narco”, es muestra de la inmoralidad de los participantes y el desastre para el país si ese grupo retoma el poder.

Debe quedar claro el criterio de la candidata González sobre estos asuntos y otros, como Purga, Metástasis, la “dolarización a la ecuatoriana”, “el uso eficiente del dólar de Estados Unidos solamente para pagos al exterior”, relaciones con Maduro, Díaz-Canel, Ortega, Evo Morales, Lula, Sheinbaum, y otros similares. Y, para ello, el debate debe ser directo, sin tapujos y contar con el tiempo que haga falta.

El voto informado es indispensable en la democracia.

Las elecciones del 13 de abril decidirán, como nunca antes, el futuro de la nación.