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Francisco Rosales Ramos | ¿Ingenuidad o ceguera?

La Seguridad del Estado controla en Cuba todo movimiento ciudadano

Quien creía que Maduro abandonaría la presidencia porque fue derrotado en las urnas es ingenuo irredente o no ve la realidad. Una dictadura gobernada desde La Habana, que lleva 66 años de someter a Cuba al más feroz régimen de la historia de América Latina no iba a permitir que Venezuela recobre la democracia.

Los acuerdos con Estados Unidos para llevar adelante elecciones libres a cambio de levantar las sanciones a Maduro y su banda demuestran la ingenuidad de la política internacional de Biden.

Los dictadores del socialismo del siglo XXI se han servido de las instituciones de la democracia para llegar al poder (salvo la revolución castrista) pero una vez que lo logran no lo sueltan. Controlan el congreso, las cortes, los órganos electorales, las Fuerzas Armadas, la Policía, la entrega de alimentos subsidiados y crean fuerzas de choque llamados comités de defensa de la revolución para atornillarse al poder.

La Seguridad del Estado controla en Cuba todo movimiento ciudadano y cuando percibe oposición lo corta de raíz encerrando a los comprometidos en las mazmorras o eliminándolos.

La pareja Ortega- Murillo que azota Nicaragua desde hace más de 18 años es un régimen de terror que encarcela, expulsa y despoja de la nacionalidad a quien se atreve a criticar al gobierno.

Y los 26 años de Chávez-Maduro, con seis años más por delante, confirman lo expresado.

Y no son socialistas o izquierdistas, son ávidos de poder y su disfrute, incluyendo la acumulación de fortunas inmensas obtenidas por corrupción y complicidad con el narcotráfico.

Más allá de los daños gigantescos que el correísmo causó al país, como el control absoluto de las instituciones, el despilfarro, la virtual quiebra del Seguro Social, el crecimiento ilimitado del gasto público, el asalto a la reserva monetaria, el aumento brutal de la burocracia, para citar algunos, el mayor riesgo de un triunfo de ese grupo es que jamás abandonará el poder.

El fenómeno Moreno no se repetirá. “Una sola vez se capa al chancho”, dice un adagio popular.