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Francisco Rosales Ramos: Patria, tierra sagrada

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El hombre de honor es humilde en el triunfo y sereno en la derrota. Ni uno ni otro están presentes en la RC5

Recuérdese toda la parafernalia con la que se rodeaba Correa y sus áulicos y que concluía con el Himno a la Patria, del que he tomado el título de esta columna.

Además, repetía en cada momento que eran el sumun de “los corazones ardientes, las mentes lúcidas y las manos limpias”.

El amor a la patria inflamaba sus espíritus y no había nadie que se acercara siquiera a ese ramillete de hombres superiores que Ecuador había tenido la suerte de que le gobiernen.

Sin embargo, los corazones ardientes se achicharraron en la concupiscencia, las mentes lúcidas sucumbieron en la medianía y de las manos limpias mejor no hablar, cuando el capo, su ‘alter ego’ y medio gabinete están en la cárcel cumpliendo penas por delitos como peculado, cohecho, tráfico de influencias y similares, huyendo de la justicia, o protegidos por gobiernos que amparan la delincuencia.

Sin embargo, todos los alardes de patriotismo naufragaron tan pronto sus intereses crematísticos afloraron cuando los votos que los tenían por seguros los abandonaron en busca de paz, tranquilidad y respeto a sus derechos, o no lograron la fuga de su vicepresidente refugiado ilegalmente en la embajada de AMLO. Sobre este episodio el capo insinuó que la armada mexicana bloquee el puerto de Guayaquil y luego de la derrota del 13 de abril han emprendido una inicua campaña en contra del prestigio de la nación, acusando sin ninguna prueba de un macrofraude electoral en la segunda vuelta presidencial.

Y pese a que les han desmentido y abandonado sus colegas alcaldes de Quito y Guayaquil, y las prefectas de Pichincha y Guayas, no cejan de sus actos antipatria, aupados por sus compinches del socialismo del siglo XXI y otros gobiernos autocráticos.

El hombre de honor es humilde en el triunfo y sereno en la derrota. Ni uno ni otro están presentes en la RC5.

Ojalá las personas de bien, que, sí hay en ese grupo, aíslen definitivamente al capo y se sumen a la gran unidad que exige el Ecuador en esta hora decisiva.