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El ocaso del petróleo

Avatar del Francisco Swett

"¿Qué significa todo esto para Ecuador? La respuesta corta es que se vislumbra el ocaso del petróleo"

La era del petróleo se desvanece. Empresas como Royal Dutch Shell y BP anuncian que van a bajar el valor en libros de sus reservas de crudo a cero para, de una vez por todas, absorber gradualmente las pérdidas que se producen en un mercado de energía que cambiará radicalmente en la próxima década. Hay otras empresas como Exxon y Chevron, aparte de las estatales, que aún no toman esa decisión sin dejar de estar conscientes de los cambios que se anuncian. El precio del crudo, según el consenso, continuará deprimido y bancos europeos como Paribas y Rabo Bank, especializados en el financiamiento de ‘commodities’, han perdido su apetito por los hidrocarburos, luego de experimentar bajos resultados en sus operaciones y la quiebra fraudulenta del trader Hing Leong en Singapur, que dejó colgados a 23 bancos, ocasionándoles pérdidas de $3.500 millones.

La evolución del mercado no es por el agotamiento de las reservas de crudo, sino porque los gastos de exploración y extracción son onerosos y la rentabilidad está por el piso. El coronavirus ha cambiado los hábitos de consumo, de la misma manera como las guerras comerciales y el descalce entre Estados Unidos y China han creado un marco de incertidumbre respecto del futuro de la globalización. Existe la percepción de que el calentamiento global es una hipótesis valedera y que el consumo de hidrocarburos para el transporte y la generación de energía es uno de los factores que contribuyen al problema. Una prueba individual de ello es que la capitalización de mercado de la marca Tesla, de automóviles eléctricos, es mayor que la suma de Ford, Chevrolet y Toyota juntos. Otra, de mercado, es la proliferación de los fondos GAS, que cotizan a las empresas que evidencian rigurosa gobernanza, respeto a la preservación del ambiente procurando tener una huella de carbono neutra, y que tienen conciencia social al reconocer que sus actividades impactan el bienestar del gran público. La capitalización de mercado de los fondos GAS supera los $15 trillones de dólares y ha suscitado el interés de gigantes como Amazon y Blackrock, una financiera que controla $ 7 trillones en activos.

¿Qué significa todo esto para Ecuador? La respuesta corta es que se vislumbra el ocaso del petróleo. Tomará una década, el componente de inversión deberá subir a por lo menos el 30 % del PIB, y deberemos hallar nuestra vocación que está en el campo, en el mar, en el turismo, eventualmente en los servicios financieros y en industrias especializadas como la aeroespacial, donde tenemos ventajas competitivas en la Costa por causa de la posición geográfica y la altura a nivel del mar. En el contexto de una economía federada, sin restricciones, impuestos antitécnicos e hiperburocracia, el país podrá tomar la ruta del crecimiento económico inclusivo. Será menester modernizar la flota pesquera, dotar de recursos a la autoridad marítima, transformar el campo para salir de la subsistencia y entrar a la modernización, digitalizar el país y robustecer la educación a distancia, elevar la eficiencia productiva en todas las actividades y unirnos al mundo libre y civilizado.

Tenemos la oportunidad. No podemos volver a fallar.