En la era del tiktok

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En quienes, en definitiva, sostienen con sus impuestos a los gobiernos para que, como respuesta, estos les impongan una suerte de esclavitud...

¿En qué se parece tiktok a las señales de humo y al código Morse? Mi respuesta es que las tres comunican pudiendo prescindir del uso de las palabras. La información instantánea tiene efectos importantes en la globalización pero, ¿de qué clase de información se trata?, y ¿cómo impacta esta sobre la muchedumbre?

Dejando de lado los beneficios que la Internet ha traído consigo, la versión moderna de la plaga informática radica en la facilidad para diseminar información falsa y viralizarla al punto de, como es el caso de las teorías de conspiración que hoy abundan, crear realidades inexistentes. Incluye también la transmisión de mensajes subliminales para ocupar los espacios de información y, como consecuencia de lo anterior, la simplificación de la comunicación al punto de inundar a la gente con imágenes y mensajes que están diseñados para minimizar el análisis y maximizar el impacto visual o auditivo de las clientelas que se busca conquistar.

Lo anterior lo pude apreciar en la edición del programa Entrevistas UEES a ser estrenado por el canal YouTube de la Universidad el día de mañana (20h00) con la participación de Jaime Durán, reconocido analista político, quien presenta su visión sobre la temática electoral del momento.

Los datos que más me impresionaron fueron la revelación de que, en Brasil, un candidato vestido de payaso, y analfabeto, conquistó la mayor cantidad de votos jamás registrada para diputado federal; o que Jair Bolsonaro, un personaje abiertamente misógino y corto en palabras pero con lenguaje racista en un país donde el electorado es mayoritariamente mestizo o afrodescendiente, ganó improbablemente la presidencia.

Si de venta de libros en Argentina se trata, Mario Vargas Llosa vendió apenas 1.000 libros en circunstancias que el “best seller”, un libro repleto de idioteces según la descripción de Durán, vendió 30.000 ejemplares. La muerte del fiscal Nisman, un posible crimen de Estado, es considerada como “un tema entre judíos” por el populacho.

Acá en nuestro medio, entretanto, los mensajes monosilábicos del tiktok, ya fuere tocando el saxofón, bailando en pareja, prometiendo el Edén, o vistiendo a lo “drag queen” tuvieron más impacto que cualquier disertación sobre los reales problemas que debe enfrentar quien quiera hacerse del poder en el Ecuador.

La economía en caída libre, la salud colapsada por la pandemia, la educación de los niños en abandono, y el desempleo creciente no se resuelven con simplezas. El payaso puede ganar las elecciones, el saxo puede jugar a ser el flautista de Hamelin, las telenovelas pueden reemplazar al teatro y los lectores pueden preferir la basura antes que la inspiración de un premio Nobel, pero la negación de la cultura, el antiintelectualismo y la simpleza de pensamiento son procesos involutivos de degradación. Después habrá candidatos que hallen el chivo expiatorio en los que trabajan, en los empresarios que vinieron de abajo (y hay muchos) y en los que escalaron los sitiales en las profesiones y la academia. En quienes, en definitiva, sostienen con sus impuestos a los gobiernos para que, como respuesta, estos les impongan una suerte de esclavitud cuya versión actual es tan moderna como el tiktok.