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Gabriela Panchana | La otra guerra

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A una sociedad derrotada por el cinismo le parece que pactar con sus verdugos tiene sentido, que es estratégico, que así es la política

El 9 de enero de 2024, ante la escalada de terrorismo, justo luego de la fuga de los dos criminales más peligrosos, Adolfo Macías, alias Fito, y Fabricio Colón Pico, ninguno de los cuales ha sido capturado aún, el gobierno de Daniel Noboa declaró el conflicto armado interno con el Decreto 111. Esa guerra tuvo buenos resultados durante los primeros dos meses, pero empieza a agotarse el factor sorpresa, tal vez porque las bandas ya se reorganizaron y encontraron la forma de seguir delinquiendo. Los secuestros y las extorsiones se han quintuplicado en Guayas, y han aumentado en menor grado en el resto del país. Se acabó el respiro.

Eso, me parece, se debe a la otra guerra de la que quiero hablarles hoy, y que considero es la más importante. La guerra de la sociedad contra la narcopolítica, es decir, contra los operadores judiciales, policiales y en funciones o dignidades del Estado, que le venden impunidad a los criminales que nos acechan, nos secuestran, nos extorsionan, nos desmiembran y nos matan. En ese campo de batalla, el Gobierno tiene como aliados a las dos organizaciones políticas con renombrados miembros que alquilaban sus servicios a los criminales. A una sociedad derrotada por el cinismo le parece que pactar con sus verdugos tiene sentido, que es estratégico, que así es la política. Pero esa es la política que ha hecho metástasis. La que destruye las opciones de vivir con libertad y en paz.

Los narcos y sus proveedores están dispuestos a vender su alma al diablo a cambio de unos dólares, aunque estos estén manchados de sangre y de coca. Ahora que Metástasis y Purga han revelado a los operadores de RC y PSC, ¿se dará cuenta el presidente Noboa que así de manchado ha quedado el pacto de gobernabilidad? Y, lo más importante, ¿ya habrá visto que sin una justicia proba no se puede vencer al crimen, y que, por no mortificar a sus aliados políticos tan acomodados con el estado decadente de la justicia, está perdiendo la oportunidad de resolver la raíz de que los criminales nos hayan acorralado?

Presidente, ¿por qué no incluyó la depuración de la justicia en la consulta que seguramente ganará en abril?