Gabriela Panchana: Admirador de su ‘adversario’
No parece que tengan ni les interese generar un mito de gobierno que unifique y justifique las acciones del poder
Una frase atribuida a Oscar Wilde dice: “La imitación es la forma más sincera de admiración con la que puede pagar la mediocridad a la grandeza”. Aplicando esto a la política, omitamos “grandeza”, que difícilmente describe a nuestros gobernantes, pero el resto me parece que calza con lo que nos ofrece el huésped de Carondelet y su populismo caprichoso tiktokero, que es, para mí, una versión millenial del populismo autoritario omnipresente que ejerció Rafael Correa.
Veamos los temibles parecidos.
1. Autoritarismo. Para RC, el país, el partido (cuyas siglas eran P.A.I.S.) y el Estado eran una sola cosa. Y él era el jefe de todo. Noboa actúa como si el país fuera su hacienda (recordemos el caso Olón, donde la Policía, la ministra del interior, la ministra de Ambiente y la secretaria de Comunicación se movilizaron en defensa de la compañía de la esposa del presidente y su proyecto inmobiliario); el Gobierno: su empresa (sus ministros de mayor confianza eran sus colaboradores en sus asuntos privados), y el Estado no existiera. Por eso no hay sentido de responsabilidad, respeto a las normas, transparencia, ni rendición de cuentas a sus mandantes.
2. Propaganda. El correísmo se consolidó gracias al mito de gobierno que supieron construir con estrategia, gestión y campaña permanente. En el gobierno de Noboa, a falta de estrategia y de proyecto político, la imitación al Estado de propaganda es gastar, hasta el momento, 7.5 millones de los contribuyentes, en publicidad simplona y vacía. No parece que tengan ni les interese generar un mito de gobierno que unifique y justifique las acciones del poder frente a la ciudadanía; para hacerlo se necesita un rumbo consistente, y aquí lo único consistente es la improvisación.
3. Concentración de poder y dominio sobre los organismos de control. En esto ADN y RC son enemigos íntimos. Así se tomaron el Consejo de la Judicatura, el Tribunal Contencioso Electoral, y, si no hacemos nada, la Fiscalía General y parte de la Corte Constitucional.
4. La obsesión con neutralizar a sus enemigos. RC contra la fiscal general. DN contra la vicepresidenta.
Faltan 21 semanas para las elecciones. Estamos a tiempo.