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Gabriela Panchana | Ahí está la plata

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Es imposible que el país despegue mientras tengamos este yunque atado al cuello

En la campaña presidencial de 1992, el candidato a la presidencia por la Democracia Popular, Vladimiro Álvarez, llamó la atención del electorado con una insistente pregunta: ¿dónde está la plata?

Más de treinta años después, la respuesta a esa pregunta es: la plata está en esa alcahuetería de la corrupción denominada Sectores Estratégicos, que, en efecto son clave para el enriquecimiento privado de los compadres del gobierno de turno. La plata está en las empresas públicas y en el IESS, botines de mafias que usan los contratos del Estado no solo para llevarse la tajada de siempre, sino para lavar el dinero del crimen organizado.

La plata está en los municipios y prefecturas también, cuya discrecionalidad del gasto sirve para dilapidar y, directamente, robarse el dinero de los ecuatorianos.

A propósito de esto, el miércoles EXPRESO publicó una nota sobre los l09 millones de dólares que el Concejo Cantonal de Guayaquil (con mayoría correísta) ha destinado en el último año a convenios con entidades, de los que apenas uno ha presentado un informe.

En resumen, la plata está en las cómodas guaridas que el Estado ha acondicionado para la libre y próspera propagación de las mafias que nos esquilman y nos estrangulan, económica, social y físicamente.

Es imposible que el país despegue mientras tengamos este yunque atado al cuello. Si no nos libramos del lastre de la corrupción sistémica seguiremos estancados, sin crecimiento económico, sin obra pública que dinamice la economía y genere empleos, sin servicios públicos eficientes, sin seguridad, sin futuro.

Entonces, flamantes precandidatos a la presidencia de la República, tengan la bondad de hacer un espacio entre la banalidad y la demagogia para pensar y proponer una salida integral al desangre del dinero de todos. No puede ser que todos los días miremos la miseria y la tragedia de la gente para quienes el Estado es un ogro indolente.

Parafraseando a Vladimiro Álvarez en el cierre de sus ‘spots’: ahí los quiero ver.