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Gabriela Panchana: Un Ecuador sin políticos

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El país a oscuras, y no solo padecemos las decisiones de un presidente sin luces, sino de una clase política

¿Para qué sirven los políticos? ¿Podríamos organizarnos como sociedad sin ellos? Le pedí ayuda a la inteligencia artificial para responder estas preguntas que me surgieron luego de sentirme huérfana de líderes políticos, no solo del Gobierno, sino de los candidatos presidenciales. El país a oscuras, y no solo padecemos las decisiones de un presidente sin luces, sino de una clase política que no llena el espacio de faro en momentos donde la única certeza es la incertidumbre. Sin brújula ni hoja de ruta, vamos a la deriva y en tinieblas.

Frente a este cuasi vacío de poder, imaginemos un Ecuador sin políticos, con dos escenarios contrastantes: uno utópico y otro distópico.

En la visión optimista, la gobernanza se transformaría en democracia directa, donde ciudadanos empoderados, organizados en asambleas locales, tomarían el control de su destino colectivo. La intermediación política desaparecería, reduciendo la corrupción y garantizando una gestión más eficiente de los recursos. La inteligencia artificial y los expertos técnicos colaborarían en áreas clave, promoviendo equidad y justicia. Este enfoque fomentaría responsabilidad cívica y participación activa, para lo cual sería esencial una educación ciudadana intensiva, porque seamos sinceros, la mayoría no somos ciudadanos activos, solo habitantes con cédula.

El otro lado de la moneda es la anarquía y el caos. Un Ecuador sin políticos podría crear un vacío de poder que fuerzas no democráticas, como el crimen organizado o las élites económicas, aprovecharían para controlar el país como hacienda. -¿No les parece que estamos al borde de esta distopía?- La falta de representación organizada agravaría las divisiones regionales y étnicas, fragmentando la gobernanza y profundizando la desigualdad.

Ambos escenarios dejan una lección clara: eliminar a los políticos es irrealista y no garantiza una sociedad mejor. El desafío es reformar el sistema para fomentar un liderazgo ético y representativo, donde la participación ciudadana sea genuina y efectiva. Solo así se podrá construir un Ecuador más justo, próspero y democrático. El cambio empieza por ser mejores ciudadanos y elegir mejores políticos.