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Gabriela Panchana: Llamamiento a los timoneles

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Corremos el riesgo de estar entre el autoritarismo del pasado y el autoritarismo del presente, ambos humillantes y tenebrosos

“Experiencia es lo que consigues cuando no obtienes lo que querías” (Randy Pausch). Nuestro país tiene una amplia experiencia en invocar salvadores (de la Patria), y recibir en su lugar condenadores. Confío en que esa experiencia sea el antídoto para no repetir la historia.

Me adelanto a decir que el 9 de febrero de 2025 será un punto de inflexión, donde corremos el riesgo de estar entre el autoritarismo del pasado y el autoritarismo del presente, ambos humillantes y tenebrosos. Tenemos 37 semanas para construir una alternativa democrática que nos evite estar en esa encrucijada.

Esta columna es un llamado para los ecuatorianos capaces de divisar la tormenta y hacer lo necesario para evitarla, especialmente para los que han sido buenos timoneles de la nave llamada Ecuador, me refiero en concreto a Henry Cucalón, María Paula Romo y Otto Sonnenholzner. Fíjense que hay una característica que comparten los tres: sin haber sido parte del movimiento político de quien llegó a la presidencia, acudieron a servir al país en momentos cruciales y graves, como los que hoy vivimos. Es excepcional encontrar personas así, dispuestas a exponerse a toda clase de riesgos y de consecuencias, sin otra recompensa que el honor de servir al país.

Henry, María Paula y Otto: júntense, conversen y construyan una opción democrática para las elecciones de 2025, es muy urgente. No podemos seguir de tumbo en tumbo, entre el odio, la venganza y los egos de pequeños monstruos. Necesitamos políticos que comprendan el valor de las instituciones de la República para poder progresar; que estén dispuestos a tratar a sus mandantes como adultos, a hacerlos parte de la hoja de ruta para enfrentar los enormes desafíos y los crueles enemigos. Necesitamos buenos políticos con experiencia.

Juntos, con valentía y compromiso, podemos transformar nuestro país, que es un tesoro extraordinario. Imagínense que sea posible volver a soñar con quedarse aquí.