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Gabriela Panchana: De la ruleta rusa del 'outsider' a la certeza del 'insider'

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Qué tal tener tan baja autoestima que estemos dispuestos a apostar por la nada para el cargo más importante

Por la novelería y la irresponsabilidad de las élites académicas, empresariales, sociales del Ecuador. Por la falta de compromiso con la vida pública de los más capaces, y por los egos de tantos especímenes que padecen el síndrome Dunning-Kruger, también llamado la Paradoja de la incompetencia, o la vanidad de la ignorancia, es decir, lo que ocurre a menudo con las personas menos ilustradas y brillantes, que, por esa misma razón se creen capaces de asumir enormes desafíos, con el agravante de que su autoconvicción los lleva a ser muy hábiles transmitiendo su seguridad a quienes serán víctimas de su ineptitud y falta de autocrítica. Por todo esto, llevamos años invocando y celebrando la aparición de ‘outsiders’ de la política, cuyo mayor mérito es ser desconocidos. ¡Qué tal tener tan baja autoestima y falta de consciencia como nación, que estemos dispuestos a apostar por la nada para el cargo más importante y trascendental para 18 millones de ecuatorianos!, la mayoría de los cuales son población vulnerable, sin empleo ni seguridad social, sin acceso a la educación y a la salud de calidad.

Hoy les escribo para llamarlos a la reflexión sobre las repercusiones de elegir presumidos improvisados, cuya fatuidad agrava los ya críticos problemas que nos agobian. Implica que nos enteremos cómo es la naturaleza del novedoso ‘outsider’, ¡recién cuando ya es presidente de la República. Por ejemplo, que se jacta de ser un pésimo enemigo, que ha perseguido con decenas de juicios a su exesposa, que no tiene límites para satisfacer sus caprichos, aún violando la Constitución que juró cumplir.

A diferencia de los ‘outsiders’, el ‘insider’ es un político profesional -en el mejor sentido de la palabra- que, por su amplia experiencia en el servicio público, conoce al monstruo por dentro, y tiene las herramientas para transformarlo y lograr que, por fin el Estado cumpla con su propósito: servir a la gente, especialmente a la gente común que depende del Estado para lo esencial. Y una gran ventaja con el ‘insider’ es que ya sabemos cómo se comporta cuando accede al poder.

¿Se les ocurre algún insider capaz de ser un buen presidente? A mí sí.