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Gabriela Panchana: Tres lecciones para no olvidar

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Convengamos en que los profundos problemas que tenemos como país no pueden ser resueltos por personas improvisadas

La semana que termina nos deja con, al menos, tres lecciones para exigir la responsabilidad de políticos y mandantes.

1. No podemos jugarnos la vida reeligiendo a una criatura cuya versión sincera produce vergüenza y miedo por su incontinencia de soberbia e irreflexión, que pone en riesgo las relaciones internacionales, y todas las muchas decisiones que pasan por su escaso raciocinio y excesivo poder.

2. El precio de elegir a personas sin experiencia en la función pública es la ruina y el colapso general. El apagón masivo ocurrido el día miércoles 19 de junio, que nos dejó a todo el país sin energía eléctrica, y a algunas ciudades sin agua, sin metro, sin clases al día siguiente, no había ocurrido, por lo menos, en los últimos treinta años. No hemos recibido una explicación lógica, ni se nos ha asegurado que no volverá a pasar. Convengamos en que los profundos problemas que tenemos como país no pueden ser resueltos por personas improvisadas. Necesitamos políticos honestos (sí existen), formados para administrar lo público, comprometidos con las causas comunes de la gente común, y no por sus intereses particulares. Que además tengan suficiente trayectoria para que sepamos cómo son cuando tienen poder: que conservan la humildad, que no se rodean de aduladores, que son dignos de nuestro voto.

3. Lo más importante: que tengan la solidez moral para no burlarse de una familia y de un país como lo hicieron los asambleístas de las bancadas correísta, PSC y la del Gobierno al aprobar el informe de la comisión legislativa para investigar el asesinato de Fernando Villavicencio, desconociendo lo que marcó su vida: la lucha contra las mafias narcopolíticas. Y asegurando que su asesinato fue producto de la delincuencia común. Esta ruindad de los grupos políticos denunciados por Fernando, con miembros vinculados a los casos Metástasis, Purga y otros, recibió el auspicio del partido de gobierno, mostrándonos lo solos que estamos en la guerra contra las mafias.

El próximo gobernante no puede ser alguien a quien le dé lo mismo el dolor, la rabia y la impotencia que producen la impunidad, la falsedad, los crímenes sin justicia ni verdad.