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Cazando periodistas

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La repudiable invasión de la Rusia de Putin a Ucrania con fines neocoloniales hasta la fecha ha provocado la muerte de 21 personas vinculadas a la profesión periodística

Tres países, localizados en antípodas geográficas diferentes, Medio Oriente, Europa y Norteamérica; Palestina, Ucrania y México, tienen el criminal mérito de ser lugares donde se asesina impunemente a periodistas por diferentes motivos, donde se destaca, generalmente, la autoría o pasividad del Estado. La repudiable invasión de la Rusia de Putin a Ucrania con fines neocoloniales hasta la fecha ha provocado la muerte de 21 personas vinculadas a la profesión periodística, según la ONG Campaña Emblema de Prensa -PEC. Mientras que México está considerado el país más peligroso del mundo para las labores periodísticas; desde el 2000 al 15 de marzo 2022 se han asesinado 153 comunicadores por medio de secuestros o sicariatos por parte de los cárteles de las drogas, que los matan para silenciarlos en las áreas donde operan mientras el Estado está inmerso en una situación de corrupción e incapacidad. En este país la situación es tan complicada que "un cártel amenazará si no hay cobertura sobre los otros cárteles; y otro cártel los amenazará por la cobertura de ellos mismos".

Según la Agencia Palestina de Noticias- WAFA, 86 periodistas han sido asesinados por Israel desde 1972 hasta la fecha, que incluye el crimen de Sheen Abu Aklen, periodista palestina-estadounidense de la cadena Al Jazeera-Ramala, acaecido el 11 de mayo en un campamento de refugiados en la ciudad de Jenín, en Cisjordiana ocupada, en una incursión del ejército. Según la prensa mundial, los testigos presenciales afirmaron que fue asesinada por fuego israelí, probablemente por un francotirador que apuntó a la parte de su cuerpo que quedaba expuesta entre el chaleco protector y el casco. Israel culpó inicialmente a los palestinos por los disparos, pero luego admitió que sus propios soldados podrían haber sido los responsables. El mundo democrático exige la verdad, demanda una investigación independiente e internacional; décadas de ocupación han tenido efectos corrosivos en la ética del ejército israelí, con banalización de los disparos letales de sus francotiradores. Incluso organizaciones israelíes como BTselem y Paz Ahora cuestionan lo dicho por sus gobierno y diplomacia.