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Crisis social y captación ilegal

Avatar del Gaitán Villavicencio

En Ecuador no es un tema novedoso de crónica roja la captación ilegal de dinero; se registra desde hace mucho tiempo y en diversas urbes, pero se denota su mayor impacto en ciudades intermedias y pequeñas como ahora en Quevedo, Ambato, La Troncal o Puyo. Antiguamente se promocionaban por la radio avisos clasificados o por “radio bemba”; hoy se publicitan a través de mensajes que circulan en cantidades por redes sociales y páginas web; son plataformas que ofrecen ganar dinero por internet. Señalan los medios de comunicación que “anuncian demandando inversiones con la promesa de altos intereses por depósitos realizados”. En unas publicaciones hay un número de celular y un correo electrónico para tomar contacto; en otras la difusión se acompaña de un “link” para unirse a un grupo de WhatsAspp, destaca diario El Comercio.

En Ecuador las actividades financieras se encuentran constitucionalizadas (art. 308 a 312) y están legalizadas por un conjunto de leyes orgánicas y la existencia de organismos de control, como las superintendencias de bancos, compañías y de economía popular y solidaria. Pero también se tipifica como delito a la captación ilegal de dinero y lo sanciona el art. 323 del COIP con pena privativa de libertad de 5 a 7 años, si la “captadora” no está legalizada antes de comenzar a laborar. Generalmente, la captación ilegal es empleada por delincuentes comunes para estafar a necesitados ciudadanos. Parece el caso de Big Money de Quevedo; o por el crimen organizado para blanquear dinero sucio, como sucedió en Machala en 2005 con la captadora del notario José Cabrera, que se calcula tuvo más de 35 mil “inversionistas” durante 15 años de actividad.

En Inteligencia Policial se registran 118 supuestas entidades financieras, plataformas financieras, que ofrecen dinero rápido y fácil. La pregunta es: ¿por qué proliferan estos “emprendimientos” delincuenciales en Ecuador? La respuesta es multicausal, no solo es la codicia o la ausencia de educación financiera, sino factores de fondo que afectan a los estratos medios y bajos en un contexto de una profunda crisis social regresiva.