Gaitán Villavicencio: De legítima defensa a genocidio

Hamás a cuentagotas va liberando rehenes y el derecho humanitario casi nunca se respeta por las partes.
Es el segundo mes desde que el 7 de octubre, en un sanguinario y repudiable ataque, el grupo islamista guerrerista Hamás agredió sorpresivamente a Israel, provocando más de 1.400 muertos y secuestrando a 239 personas. El Estado a través de su gobierno guerrerista presidido por Netanyahu y conformado por una coalición de partidos ultraderechistas (religiosos y nacionalistas), desde ese día y hasta la actualidad, ha bombardeado 24/7 y posteriormente con una ofensiva terrestre a Gaza, provocando alrededor de 10.200 muertos civiles y más de 30 mil heridos; hay más de 4 mil niños y adolescentes fallecidos al 7 de noviembre; se calcula más de 1 millón de desplazados forzados del norte, que escapan de bombardeos y ataques de tanques y soldados hacia el sur del enclave. Relatores de la ONU hablan de genocidio.
La brutal y cruenta ofensiva israelita que irrespeta edificaciones hospitalarias y escolares bajo la protección de la ONU, bombardea campos de refugiados como el de Jabalia. Más de la mitad de las viviendas del enclave están total o parcialmente destruidas, lo que ha provocado la creciente exigencia de la ONU, UE, gobiernos árabes, ONG, Rusia y China del alto el fuego, liberación de rehenes y respeto al derecho internacional humanitario. A lo primero se oponen rotundamente Netanyahu y sus aliados, pero Biden y el secretario de Estado Blinken han logrado que se aplique “una pausa humanitaria” diaria, de 4 horas para el ingreso de alimentos y medicinas, y la movilidad de la población civil. Mientras, Hamás a cuentagotas va liberando rehenes y el derecho humanitario casi nunca se respeta por las partes.
Luego de 38 años de ocupación, en 2005 el gobierno de Ariel Sharon retiró de Gaza a sus soldados y colonos y le concedió autonomía relativa en la Autoridad Nacional Palestina; en 2006 ascendió al poder electoralmente el grupo islamista Hamás e ilegalmente se perpetúo. Aprovechando la actual circunstancia, Netanyahu y su gobierno apuntan a la liberación de rehenes, la erradicación de Hamás, la destrucción de su infraestructura militar, y a encargarse de la seguridad indefinidamente, citando a la Biblia: “es una guerra por un futuro común”.