Gaitán Villavicencio: Masacres, crisis social y gestión gubernamental

Esta masacre sirve como ‘distractor’ para evitar la captura de alijos en los puertos de la urbe por la fuerza pública
Desde el siglo XX tenemos el sicariato como un homicidio por encargo; pero desde 2019, con el crecimiento de la violencia generada por el crimen organizado comenzó a haber masacres carcelarias y callejeras. Particularmente en barrios populares de algunas ciudades de la costa, donde tiene presencia el narcotráfico y otras actividades de las economías ilegales. Hay conmoción por el exterminio ocurrido en el noroeste de Guayaquil en Socio Vivienda, sector Nueva Prosperina, con 22 víctimas, la peor masacre no carcelaria. Este hecho criminal se produce por la conjugación de varios factores: 1.- El hipertrofiado proceso de urbanización de Guayaquil, donde los asentamientos populares se dieron en tierras de renta nula en la segunda mitad del siglo XX, en áreas inundables del sur y suroeste; se movilizaban sobre palafitos antes de que llegue el relleno. Y desde los 90 hasta ahora en el noroeste, en terrenos de topografía accidentada y montañosa. Áreas donde predominan la discriminación urbana y la segregación socio-residencial. 2.- Por la intermitente presencia del Estado, los servicios públicos urbanos se fueron otorgando clientelarmente a cuentagotas, generalmente tomaron décadas. Hay viviendas construidas por el Estado pero con ausencia o incompletos servicios urbanos. No hay calidad de vida. 3.- Las falencias del tipo de Estado como del modelo económico vigente no permiten que los residentes tengan un empleo decente; los jóvenes son ‘Ni-Ni’, ni estudian ni trabajan; desde adolescentes engrosan bandas delincuenciales. Se calcula que más de 78% de los hogares está en situación de pobreza. 4.- Los frágiles hogares monoparentales en un contexto de cultura de la pobreza facilitan la incorporación de adolescentes y jóvenes a las bandas, donde encuentran identidad, seguridad y empleo remunerado en trabajo ilegal. Además, por los ingresos monetarios ilegales pueden alquilar o comprar armas. Finalmente, esta masacre sirve como ‘distractor’ para evitar la captura de alijos en los puertos de la urbe por la fuerza pública; legitimación de un nuevo liderazgo faccionalista; y mostrar su capacidad organizativa y fuego para el miedo colectivo en su territorio.