Gaitán Villavicencio | Reflexiones poselectorales y polarización
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Según el profesor Luis Miller, “la polarización no sucede, se hace”
Los comicios del 9-F develan una serie de problemas de este complejo y controvertido proceso, pero también permiten entender la precoz vejez del ‘Nuevo Ecuador’, consecuencia de su obsesión por (re)elegirse y su fracasada estrategia para ganar en una vuelta. El reñido resultado entre los vencedores registra una diferencia de aproximadamente 14 décimas, con el 99 % de votos escrutados al 12 febrero. Encabeza el presidente-candidato, que saca en 14 meses de gestión y alrededor de 9 de legalización de su partido un triunfo electoral, incluso en un año difícil, de problemas complicados. Igualmente, debemos resaltar el logro de Luisa y la RC, que con el gran fardo histórico que carga de corrupción, autoritarismo y cuadros sentenciados se posicionan e incrementan su votación con relación a 2023. A nivel nacional territorial, de los 221 cantones Luisa ganó en 117, Daniel en 97 y Leonidas en 7. A nivel regional, González ganó en todas las provincias de la costa, Imbabura y dos amazónicas; mientras Noboa acaparó casi toda la sierra, Galápagos y las restantes de la Amazonía. En una primera vuelta electoral “extremadamente inusual”, calificativo de un analista, los dos candidatos acapararon más del 88 % de la votación nacional, que se estima como polarizante en un escenario con 14 candidatos apabullados. ¿Por qué se produce esta aguda polarización en el escenario electoral actual? La respuesta conlleva múltiples causas, como la herencia atávica de autoritarismo y de liderazgo innegable -en Noboa, por su práctica social, y Correa por su carisma caudillista, según Max Weber-; por las consignas de oposición identitarias, “la lucha contra el narcotráfico y terrorismo para el Nuevo País” de Noboa y “el tiempo de las mujeres ha llegado, pletórica de lealtad, con baja sombra del líder” de Luisa. En la región y país, “la polarización trasciende el conflicto ideológico y gira hacia el campo de las emociones y del repudio visceral al otro”.
Según el profesor Luis Miller, “la polarización no sucede, se hace”; en nuestro caso trasciende la pugna de los ‘anti’; y, agrega otros elementos como el personalismo de los líderes sobre débiles partidos, las redes sociales y las dinámicas políticas clientelares.