Universidad pública democrática
Pero la dinámica social y las nuevas ideas de nuestros líderes académicos y de los estudiantes en la región fueron creando y proponiendo mecanismos que le permitan enfrentarse al Leviatán estatal.
En el siglo XIX, particularmente en su segunda mitad en Ecuador, el proceso de secularización impulsado por el Iluminismo francés y el liberalismo político permitió la creación de universidades públicas por parte de un incipiente Estado, que rompió con un pasado eclesiástico de control y manejo de la educación superior (ES) en el país. Su creación hizo que en toda América Latina y Caribe, sin excepción, estudiantes y profesores se vincularan a las luchas políticas de los países, lo que provocó una confusa y persistente dialéctica de intervenciones y clausuras, y de nuevas reaperturas con cambios de autoridades y profesores en nuestras universidades, que afectaron su desenvolvimiento cotidiano, tanto institucional como académico. Pero la dinámica social y las nuevas ideas de nuestros líderes académicos y de los estudiantes en la región fueron creando y proponiendo mecanismos que le permitan enfrentarse al Leviatán estatal, que le ayuden a defenderse de su intervencionismo y deterioro, destacándose particularmente los aportes de la Reforma Universitaria de Córdoba de 1918, que proclamó el autogobierno de las universidades públicas basado en el cogobierno y la autonomía. Ello permitió el ingreso de la ES en la modernidad, sustentada en los postulados del antiautoritarismo, transformación social, democracia, laicidad, ciencia y tecnologías. Estos principios han tenido, ulteriormente, mucha incidencia en nuestros países, con momentos de fortalezas y oportunidades, y de amenazas y retrocesos; pero realmente siguen vigentes y no como pregonan voceros de la privatización de la ES, que los califican de “demodés”, pasados de moda o desfasados. La profunda crisis actual de la universidad ecuatoriana ha sido provocada por la implantación de un modelo híbrido, incoherente y autoritario, impulsado equivocadamente por la Constitución de 2008, por la LOES y sus reformas promovidas por los gobiernos de la RC y Alianza PAIS. Solo la presión colectiva y movilización unitaria de la comunidad universitaria nacional lograrán que se cambie de modelo y su institucionalidad; y se recupere su democratización y el sendero de la excelencia.