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153 años e intervenciones fallidas

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"Reaccionen miembros del CES, no sean los destructores de la universidad pública ecuatoriana"

En diciembre 1 la Universidad de Guayaquil-UG celebró 153 años de creación.  Lamentablemente la comisión interventora la celebró con una avalancha de expresiones denigrantes contra opositores y críticos de su desempeño. Recordemos que la UG como centro académico público y lugar de debate de ideas políticas ha sido en su larga historia clausurada e intervenida por regímenes dictatoriales civiles y militares, pero nunca fue intervenida 2 veces en una década, como ha sucedido con las intervenciones de los “católicos” de Khalil/ Santos; y la de los “privados”, con el actual interventor y rector en funciones. En total, más de 6 años, incluyendo la prórroga de la prórroga última, sin ningún beneficio académico ni a la calidad de la educación, ámbitos sustantivos como ‘alma mater’. 

En octubre de 2018, el CES resolvió por segunda vez otra intervención -cuyas causas fueron provocadas por problemas no resueltos en la primera intervención, por los vacíos de la LOES y atropellos de la Senescyt, como la espuria elección del rector Salcedo- para “pacificar y convocar a elección de autoridades”; luego la prorrogó por 2 años más, que concluyen el 9 de enero; y reiteradamente un desacertado CES, el 16 de diciembre le vuelve a extender, hasta agosto de 2021, el mandato a esta repudiada y desprestigiada comisión por la comunidad universitaria. Resumo las palabras del asambleísta Jimmy Candell, miembro de la Subcomisión de seguimiento al proceso de intervención de la UG, señalando las omisiones e incapacidad de la comisión: “En relación a lo académico: hay carreras no acreditadas como Medicina, Odontología, Enfermería y Derecho. Violación al art. 36 de la LOES, incumplimiento con la asignación del 6 % del presupuesto universitario para investigaciones, becas y publicaciones. Deficiencia en la función sustantiva de “Vinculación con la comunidad”, según informe último del Caces, en el que incurren 7 facultades. Además, el ambiente de la UG está crispado, hay muchas quejas. La insatisfacción es evidente…”, entre otros desaciertos. 

Reaccionen miembros del CES, no sean los destructores de la universidad pública ecuatoriana.