Por qué aumentan las muertes violentas

La tasa nacional de homicidios de 2023 escaló a 25 por cada 100 mil habitantes, cuarto puesto regional
Los datos estadísticos del Ministerio del Interior son preocupantes. El 2022 fue calificado como altamente violento; pero parece que 2023, en su primer semestre concluido, presenta a nivel nacional un total de 3.513 muertes violentas. Solo la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón) registró 1.277. Ahora se producen entre 12 a 16 homicidios diarios en el país. La tasa nacional de homicidios de 2023 escaló a 25 por cada 100 mil habitantes, cuarto puesto regional. Se pronostica que en 2024 podría llegar a 32 y más homicidios y ser una de las más altas de ALC. Incluso en este semestre, la fuerza pública detuvo nacionalmente a 1.326 niños y adolescentes, de 12 a 17 años; y 192 menores de edad han perecido en las guerras entre bandas criminales.
Los lectores se preguntan por qué se incrementa significativa y especialmente la violencia criminal en el país frente a las altisonantes declaraciones del presidente y de los ministros Zapata y Lara, los estados de emergencia decretados, los aumentos de policías, armamento israelita y municiones, etc. ¿Qué está sucediendo en este Estado fallido, administrado por el gobierno ultraconservador y neoliberal de CREO y libertarios, que no logra reducir la inseguridad, que se ha acrecentado? Las razones son múltiples y complejas: 1.- La crisis del Estado en la coyuntura se expresa en la pérdida de presencia, fallas en el control social, desprestigio de autoridades y situaciones de incompetencia en áreas y servicios públicos, que permitieron que estallen violencias sociales que se encontraban reprimidas o controladas. 2.- A la violencia social, criminalidad organizada y delincuencia común solo se las logra enfrentar y minimizar cuando desde el Estado se aplica un plan nacional integral, que sea prioritario, inclusivo, participativo y financiado. Debe ser difundido a nivel nacional. No a la improvisación. 3.- Falta formación y capacitación a los componentes de la fuerza pública. Y la conformación de una policía científico-técnica, así como una unidad de inteligencia criminal. 4.- Mayor participación, real y efectiva, a los regímenes seccionales en la lucha contra la delincuencia. 5.- Control militar de armas en las fronteras y ‘courier’.