Demandas sociales, diálogos y acuerdos

“Para ser estimado y admirado por su pueblo le aconsejo el acometimiento de grandes empresas y el manejo adecuado de la política interna; esto le va a permitir mantener a sus súbditos unidos y leales”.
Parecería que después de dos largas huelgas nacionales, octubre de 2019 y junio de 2022, el Estado y los sectores sociales implicados han aprendido sus duras lecciones y consecuencias negativas para el país en general. Por ello celebramos los acuerdos y desacuerdos a los que han llegado, tras 90 días de negociaciones en 10 mesas técnicas de trabajo bajo la mediación de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana. Queremos reflexionar sobre la trascendencia institucional y política de este evento y su incidencia para el futuro próximo de nuestra formación social: 1.- Con el establecimiento y finalización de este proceso dialogal y sus resultados se está institucionalizando un fortalecimiento del Estado y construyendo caminos para impedir estallidos sociales; internacionalmente, mostramos que en Ecuador se puede llegar a acuerdos societarios de manera negociada. 2.- Lo logrado hasta el momento, más allá de discrepancias contables de acuerdos y divergencias destacadas por las partes, no solo beneficia a los “indígenas”, como algunos neoliberales y discriminadores plantean, sino que alcanzan al pueblo ecuatoriano, del campo y la ciudad y de todo el espectro étnico. 3.- Ahora toca la parte más complicada de los acuerdos alcanzados, ejecutar su cumplimiento, lo cual genera obligaciones para las partes y también, por ejemplo, para otras instancias, como la Asamblea, gobiernos seccionales y actores sociales y económicos. 4.- Por ello recomendamos al Gobierno nacional flexibilizar su ortodoxa política económica, impidiendo los extremismos de ciertos funcionarios como el fondomonetarista ministro Arosemena que dice: “Ecuador tiene que decidir: reducir el déficit fiscal o aumentar el plan anual de inversiones”. Un presidente no puede gestionar el Estado en función de un sofista dilema, mentiroso y protervo, sino actuar con un sentido de epiqueya y equidad. 5.- Presidente, los acuerdos son sagrados; recuerde esta enseñanza de Maquiavelo al Príncipe: “Para ser estimado y admirado por su pueblo le aconsejo el acometimiento de grandes empresas y el manejo adecuado de la política interna; esto le va a permitir mantener a sus súbditos unidos y leales”.