Historia, realidad y contradicciones

Destacando que la repudiable invasión rusa no es un segundo capítulo de la Guerra Fría, sino algo nuevo y de gran complejidad, ya que se entrecruzan factores internos rusos con elementos de la coyuntura global.
En 1954 Nikita Krushev regaló Crimea a Ucrania celebrando el 300 aniversario de la unificación de Rusia y Ucrania, por el Tratado de Pereyáslav de 1654; en 2014 Vladímir Putin se apropia ‘manu militari’ y a través de un amañado referéndum de Crimea. Ahora ha reconocido a las “repúblicas populares” de Lugansk y Donetsk, como Estados independientes, no soberanos, secesionados de Ucrania; en la misma línea contradictoria, en 2008 reconoce a los territorios georgianos de Abjasio y Osetia del Sur. Destacando que la repudiable invasión rusa no es un segundo capítulo de la Guerra Fría, sino algo nuevo y de gran complejidad, ya que se entrecruzan factores internos rusos con elementos de la coyuntura global, no hay una respuesta adecuada de paz multilateral. El providencialismo de la Santa Rusia lo destacan varios contemporáneos, como Mijael Gorbachov, Premio Nobel de la Paz de 1990, cuando expuso la necesidad rusa de fundar un Estado central compuesto por Rusia, Bielorrusia y Ucrania. Vladímir Medinsky, exministro de Cultura 2012-2020, en su libro sobre los 1.000 años de historia rusa, de Vladímir el Santo, de finales del primer milenio a Vladímir Putin, resalta la continuidad histórica de una narrativa de éxitos basados en las creencias tradicionales, porque son buenas y efectivas. Alexander Dugin, ideólogo patriota conservador cercano a Putin, resalta en el proyecto político “putinista” la relación entre la racionalidad neoliberal y el conservadurismo.
Desde 1991, con la desaparición de la URSS, Rusia ha sido hostil a la expansión de la OTAN hacia el este, que considera su área de influencia, y por las amenazas a su seguridad en estabilidad estratégica, en igualdad nuclear y armas de nueva generación. La cercanía reduciría su tiempo de reacción. Hay necesidad de desescalar este conflicto; se debe revisar el obsoleto Tratado de la OTAN de 1949, recuerdo de la Guerra Fría; retomar el control de armamento nuclear; redefinir los conceptos de independencia y soberanía de los Estados imperiales; y la seguridad debe incluir bienestar, seguridad social y la dimensión humana: pluralismo, DD. HH. y democracia.