Sobre el proceso electoral anticipado

La campaña electoral se adelantó 25 días
Inicialmente, la campaña electoral debería comenzar el 8 de agosto, según el cronograma oficial del CNE, es decir habría solo 10 días de campaña electoral, pero una vez que concluyó la calificación de las ocho candidaturas presidenciales, se inició el 14 de julio (hasta el 17 de agosto). Se adelantó 25 días con la finalidad que los electores conozcan las propuestas de los candidatos a Carondelet, o reducir el “efecto Calacalí”. Ello permite plantear algunas reflexiones: 1.- Los ajustados plazos para cumplir las fases de este proceso electoral anticipado han mostrado y profundizado, una vez más, las debilidades de los partidos y movimientos políticos, y los vacíos del Código de la Democracia. Destaca la escasez en estos para inscribir cuadros propios con formación política y liderazgo presidencial y para asambleístas; la mayoría ha debido recurrir a personajes no afiliados. Cuestiona y preña de dudas a la democracia interna para seleccionar candidatos. Las alianzas son volátiles; salvo excepciones no se sustentan en principios ideológicos-programáticos. 2.- 279 organizaciones políticas estuvieron habilitadas para las elecciones seccionales del 5 de febrero -igual ahora-, que se descomponen en: seis partidos políticos, 11 movimientos nacionales, 69 provinciales, 174 cantonales y 19 parroquiales. La Constitución de 2008 ha coadyuvado al debilitamiento del sistema político nacional, como el nacional-populismo del prófugo expresidente Correa, con su vitriólica diatriba contra la “partidocracia” engendrando la “movimientocracia”, provocando una mayor fragmentación y polarización, como también una reducida legitimidad de los elegidos electorales. 3.- Estas elecciones anticipadas también inducen a un replanteamiento total de la campaña electoral, aun con la ampliación del tiempo lograda, debido no solamente al proceso eleccionario en sí, sino por las dos consultas, la nacional sobre el Yasuní y la local sobre el Chocó Andino, que abarca al D. M. de Quito.
Esto va a obligar a la combinación innovadora de medios tecnológicos y tradicionales comunicacionales para un adecuado mercadeo del candidato y su propuesta y minimizar el baratillo de ofertas.