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Putin, Grupo Wagner y privatización de la guerra

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La revuelta podría marcar el inicio del fin de la guerra y del régimen dictatorial de Putin, según analistas internacionales

En el motín provocado por Yevgueni Prigozhin, comandante-propietario de la milicia mercenaria Wagner Group, se alegó que era “una marcha por la justicia” por los errores del ejército regular. El grupo Wagner está participando en la invasión rusa a Ucrania, y también en Oriente Medio y África, por decisión exclusiva del autócrata Putin. Esta cruenta invasión lleva alrededor de 489 días de empantanamiento y se han cometido graves crímenes de guerra y violaciones al derecho internacional público. Este conflicto bélico, el primero del siglo XXI, ha tenido repercusión mundial. Igualmente, la crisis provocada por el grupo paramilitar privado implica graves consecuencias geopolíticas a lo externo y a lo interno de Rusia, como destacamos a continuación: a lo interno de la Santa Rusia se destaca como Prigozhin, un señor de la guerra con antecedentes penales, llamado el Chef de Putin, comienza a actuar políticamente con el grupo ultranacionalista, oponiéndose con sus permanentes declaraciones contra el alto mando militar y, por ende, al régimen oligárquico constituido por Putin. Lo que ha hecho que su éxito relativo sea su transformación de líder paramilitar en figura política nacional.

Según Foreign Affairs, Putin, como ex-KGB, desconfía del ejército regular, cuya influencia en la sociedad crece a medida que se alarga la guerra, y necesita contrarrestarlo con las fuerzas mercenarias; aunque posteriormente deba impulsar regulaciones para que ‘los regimientos voluntarios’ se integren por contrato al Ejército, para que el Ministerio de la Defensa tenga la potestad exclusiva de la guerra, medida que debería iniciarse el 1 de julio. Por ello Putin no ha querido tomar partido o mediar en las confrontaciones de sus subordinados.

Nadie duda de la legitimidad personal que tiene Putin, ni de su control sobre los aparatos de seguridad y el FSB, y de las cantidades de dinero que maneja para resolver problemas; pero el motín y su desenlace han provocado problemas de credibilidad, afectando su autoridad y liderazgo de 23 años de gobierno. Mientras que, a lo externo, la revuelta podría marcar el inicio del fin de la guerra y del régimen dictatorial de Putin, según analistas internacionales.