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La visión imperial de Putin

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En esta desgracia colectiva destacamos la fortaleza y coraje del pueblo ucranio que ha sabido y podido enfrentar en un desigual conflicto a este bárbaro enemigo 

El sanguinario empantanamiento de la invasión rusa a Ucrania, a la cual Putin y nomenclatura llaman “operación militar especial”, este 24 de agosto cumplió seis meses de duración, con su secuela de destrucción, muerte, desplazados y lisiados. En esta desgracia colectiva destacamos la fortaleza y coraje del pueblo ucranio que ha sabido y podido enfrentar en un desigual conflicto a este bárbaro enemigo en sus protervos objetivos bélicos, expansionistas e imperiales de desaparición como nación y Estado. Esta fecha nos permitirá reflexionar sobre el proceso que conllevó a esta absurda guerra, sus gestores y la cosmovisión en que se sustenta, impulsada por un delirante liderazgo.

El inicio del caótico derrumbe de la URSS en 1989, con la caída del Muro de Berlín, provocó en un joven agente de la KGB, estacionado en Dresde-Alemania, Vladimir Putin, una obsesión real y permanente con el pasado, que se ha ido reforzando paulatinamente cuando en la Navidad de 1999 el presidente Yeltsin dimitió y lo designó como su sucesor político; tenía 47 años de edad. Las frustraciones que ha expresado desde entonces sobre el final de la URSS se han visto reforzadas por un círculo de amistades y asesores con experiencias parecidas; por ejemplo, en 2005 dijo en su Discurso a la Nación, que “la desaparición de la URSS fue la mayor catástrofe geoestratégica del siglo” y “ya entonces se refería a rusoparlantes más allá de sus fronteras”. En este grupo va sobresaliendo Alexander Dugin, filósofo político ruso, ultranacionalista y ultraderechista, que se convirtió en el asesor ideológico de su visión imperial en esta coyuntura. Su concepción doctrinal se encuentra en el libro Rusia. El misterio de Eurasia, que proporciona los basamentos y envoltura del marco geopolítico para la grandeza de la Santa Rusia, rejuvenecida propuesta del viejo imperialismo ruso. Históricamente, parte de la Rusia de Kiev hasta la expansión de los zares, basada en los valores tradicionales de “ese pueblo ruso, pueblo ortodoxo”, que tras la inicua y contradictoria fase comunista puede culminar con la figura de Putin. Plantea también el proyecto Euroasiático, encabezado por Rusia, en la actual guerra de civilizaciones.