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Herencia española-centralismo

Avatar del Guillermo Arosemena

"El centralismo es herencia; hizo y sigue haciendo mucho daño al país"

En los años 60 economistas desarrollistas y de otras profesiones iniciaron estudio sobre la falta de progreso de nuestra región. En décadas posteriores se editaron muchos libros. Desde esa fecha comencé a leer del tema. Dos me fueron útiles: Hispanoamérica-Angloamérica, causas y factores de su diferente evolución, autor: Domingo Felipe Maza Zavala. El otro, La riqueza y pobreza de las naciones, de David Landes.

La mayoría de autores concluyeron que la herencia española dejada al terminar la independencia de Hispanoamérica, tenía mucho que ver con nuestro atraso. Se refirieron al sistema jurídico, costumbres y conducta de la población, actitud en trabajo, valores de la ciudadanía, etc.

El centralismo es herencia; hizo y sigue haciendo mucho daño al país. La Corona española administró sus colonias con absoluto centralismo: 

  1. Solo dos ciudades españolas eran autorizadas a comerciar con Hispanoamérica: Sevilla y Cádiz. 
  2. Las regiones de Hispanoamérica no podían comerciar entre sí. 
  3. Los juicios de comerciantes guayaquileños o quiteños se argumentaban en el Virreinato de Santa Fe o Perú; el llamado consulado de Comercio se estableció en Guayaquil circa 1815. 
  4. Los criollos no podían tener cargos públicos de importancia. 
  5. La lectura era restringida, la Inquisición listó libros prohibidos. 
  6. El uso de impuestos recaudados en Guayaquil fue dispuesto desde España. Ejemplo, se usó para construir el camino de Buenaventura a Cali y para financiar parte de la construcción de la fortaleza de Cartagena. Luego se usó para construir un seminario en Cuenca. 
  7. No hubo interés en la Corona española para capacitar a criollos en administración política. En las colonias inglesas había los tres poderes. En Guayaquil se creó el cargo de gobernador la segunda mitad del siglo XVIII; antes había el corregidor. Ambos fueron títeres del presidente de la Audiencia. 
  8.  Numerosas actividades comerciales eran monopolio de la Corona: sal, tabaco, pólvora, entre otras. Nos acercamos a los 200 años de república y Guayaquil y otras ciudades siguen alimentando al centralismo y reciben migajas.