Premium

¿Quién?

Avatar del Ignacio Granja

En este caso el pronombre quién es interrogativo y lo uso para preguntar por los dueños del país. Cada día aparecen más y con ínfulas de mando, exigiendo lo que se les viene en gana. Están los derrotados en las últimas elecciones, pero como tienen un lacayo en el circo, piensan que pueden cogobernar y opinar sin ton ni son. Los típicos perros del hortelano. Solo restan. El Ecuador entero les vale madre. Hay otros que, con sus atuendos indígenas y resentimientos congénitos, amenazan con caotizar. Los lidera el del poncho rojo, que no representa a todos los de su raza. Se ofende cuando lo llaman anarquista, como si sus antecedentes no fueran suficientes. Recalcitrante seguidor de una doctrina que en el país de origen no dio los frutos deseados por su ideólogo. El marxismo andino no funcionó.

Pero este pronombre lo uso también para saber a quién le escucha el presidente Lasso, sin duda ganador en el esfuerzo de la vacunación. Hay temas pendientes y muchos. Lo prometido durante la tomadura de pelo al pueblo, ya sabemos que es poco probable que se cumpla. Es la evolución natural cuando se llega a ser gobierno.

Existe una promesa que sí debería cumplirla por ser de importancia grande para la patria, no solo para Guayaquil. Me refiero al quinto puente llamado también SCS o Sistema Cruce Sur. Como despunta, burocracia de por medio, el proyecto mentado no va por el camino correcto. Tome cartas en el asunto y ponga orden, señor presidente. Que no pase como el fiasco reciente. A lo de las cárceles me refiero. Lo del radar en el cerro de Montecristi, no debería ser olvidado. Su funcionamiento podría ser el origen del fin del narcoestado. Es lo que somos gracias al prófugo y sus aliados del foro pestífero de Sao Paulo.

Se entiende que es imposible complacer a todos, pero me imagino que existen prioridades dentro del plan de gobierno. A estas alturas debe haberse dado cuenta de que dirigir el país no es lo mismo que mandar en el banco. Los fines son distintos y los propósitos también. Los descalabros de la ROBOLUCIÓN no se arreglan en pocos meses, pero el tiempo pasa y el fracaso es algo que no podemos soportar, pues el prófugo acecha y dinero le sobra para provocar el derrumbe de la democracia.