Así, ¡no!

Su actitud lo demuestra. Con sangre en la cara, un ser humano normal, hace rato estaría en su casa
Señor presidente, por lo que informa la prensa, la manera de dirigirse a la primera autoridad de Balao, que no depende del Gobierno que preside, no es la que va de acuerdo a su investidura. No va con su formación familiar e intelectual. El presidente que en acto público la utilizó, arengaba masas, mandaba en haciendas y se había fajado en el Congreso de la República con gente de alto nivel intelectual y aún en él, no se oía bien. La obra por la que reclama requiere de estudios profesionales especializados. No es cuestión de soplar y hacer botellas. El fenómeno se repite cada año y la solución se pospone también. Las palabras del señor Tabacchi son claras y la advertencia, más. No se puede exponer a respuestas similares o tratos de ese calibre. Usted por su condición está más expuesto. Quisiéramos conocer qué hace para sacarse el dogal que le impone el mamotreto de Montecristi, la reparación del radar volado en las narices de sus custodios, la adjudicación de la obra para el quinto puente, el cierre de las fronteras, la expulsión de tanto indeseable que nos ha cambiado nuestra manera de ser. Sus esfuerzos para salir del narcoestado. Solo le menciono unos pocos anhelos de la gente de bien que sigue esperando un cambio. No el que propuso la robolución, obviamente. Debe ser muy difícil dirigir este
heterogéneo país donde muchos piden y muy pocos aportan. Por la actitud asumida por el magistrado, se deduce que hace caso omiso al escaso aporte de gente bien intencionada.
Problemas como el de las cárceles sigue en pie. ¿Estaría dispuesto a conversar con el presidente de El Salvador? Lo dudo. Quisiera estar equivocado. Mientras tanto, miembros del Ejército ecuatoriano siguen en una custodia ridícula. Continúa el ingreso de armas y la comisión nombrada, bien gracias. El circo hace de las suyas y el Cpccs ahora se atrincheró en las oficinas en señal clara de que el país y su tranquilidad le importan un pepino. Esos miembros en rebeldía creen que su cargo es eterno y se aferran al por el temor de que se descubra algo sucio. Su actitud lo demuestra. Con sangre en la cara, un ser humano normal, hace rato estaría en su casa.