Ahora sí

Debemos entender que gobernar a una sociedad descompuesta, enseñada a vivir de limosnas y que obedece, gracias a la ignorancia, a cualquier payaso que los encanta con frases ridículas como la de ‘va porque va’ o ‘pan techo y empleo’, es tarea muy difícil.
A cada ser humano habitante de este Ecuador violado por los ‘revolucionarios izquierdistas’ se le pide que no opine en ningún medio sobre el accionar del gobernante de turno, que al fin se decidió a luchar por lo que necesitamos para continuar siendo libres.
¿Sería mucho pedir a los medios de comunicación que hagan un frente común y dejen la información de los acontecimientos que provienen de la política de Estado para acabar con la delincuencia organizada y solo publiquen por esta vez boletines emanados de las autoridades que manejan la situación?
Ahora es el momento de abolir el mamotreto, para de una vez por todas colocar a los payasos del circo en su lugar, es decir en la calle, para que trabajen como cualquier mortal y no cometan la estupidez de sancionar al único varón que acusa y nos defiende de los ladrones de nuestro dinero.
Así mismo, a los autonombrados defensores de los derechos de los ecuatorianos, enviarlos a sus parcelas o lugares de vida, junto a la tierra que tanto dicen defender. Hacerles entender que son una minoría y que por lo tanto deben trabajar en lo que bien hacen, cultivando la tierra, cosechando y vendiendo sus productos. A lo mejor sale uno que otro estudiado o profesional, pero ojalá libre del complejo que tanto daño les hace, forzándolos a la destrucción de lo que se les ocurra, satisfaciendo los mandatos de seres abyectos que los manipulan.
Esa minoría debería, por medios democráticos, exigir sus derechos y, consecuentemente, el gobierno de turno atenderlos, pero sobre temas que le atañen a su raza.
Ellos nada tienen que hacer con los subsidios a los derivados del petróleo, ya que casi ni los usan. Algo parecido pasa con los transportistas y sus obligados cupos. Las flotas pesqueras también llevan velas en este entierro.
El presidente parece que tiene voluntad, lo que le falta es apoyo de los ciudadanos para conseguir sus fines. Debemos entender que gobernar a una sociedad descompuesta, enseñada a vivir de limosnas y que obedece, gracias a la ignorancia, a cualquier payaso que los encanta con frases ridículas como la de ‘va porque va’ o ‘pan techo y empleo’, es tarea muy difícil.