Cuando pasan las cosas

Accidentes ocurrirán siempre, pues los vuelos jamás se suspenderán. Las probabilidades son mínimas, ya que la tecnología y capacitación avanzan.
Algún suceso, casi siempre nefasto, es el que mueve la inercia en la que por lo general estamos los habitantes de la ciudad y del país. Es propicia la caída de una avioneta en las cercanías del aeropuerto para que se desaten un sin número de comentarios sobre la ubicación del terminal aéreo que dicen, debería estar fuera de Guayaquil.
Sin hacer mucho esfuerzo podemos constatar que algunas grandes ciudades en el mundo, tienen sus aeropuertos enquistados en ellas. La enorme diferencia es que se toman las medidas de seguridad debidas y aun así pueden presentarse eventualidades como la de días pasados, que obedecen a fallas mecánicas o humanas.
Sin lugar a dudas estas terminales son polos de atracción comercial y habitacional en todas partes. En la capital del Ecuador, al Mariscal Sucre lo rodearon ciudadelas y con el pasar del tiempo, más los pocos accidentes ocurridos, entre otras muchas causas, dio origen al de Tababela. Muchos de nosotros no lo veremos, pero irán rodeándolo de complejos habitacionales o fábricas, sin duda alguna.
Guayaquil, tierra bendecida por la naturaleza, tiene su aeropuerto libre de invasiones, con territorio solo para los fines aeronáuticos. Se llama isla SANTAY, con longitud suficiente para recibir las fortalezas que surcan los cielos del mundo. Pero hay un gravísimo obstáculo: al no poder negociar los terrenos aledaños y la plusvalía se iría para el carajo. Los sapos de siempre serían los que torpedearían cualquier proyecto. Hoy y antes también, la tecnología lo hubiera hecho y lo haría posible.
Los más cursis dirían que es el pulmón de Guayaquil. Sandeces dichas con protervos intereses. Se les acabaría el lleve, ya que la ciudad les vale un trozo.
Este es un ejercicio que hago tomando en cuenta que Daular ya hasta repartió dinero vía plusvalía de los terrenos aledaños, de manera que soy consciente de mi disparo al aire.
Ojalá algún día se concrete algo para beneficio de la ciudad, sin que se levante una muralla de opositores locales y de serranos burócratas.
Accidentes ocurrirán siempre, pues los vuelos jamás se suspenderán. Las probabilidades son mínimas, ya que la tecnología y capacitación avanzan.