Resentido ha sido

Mientras tanto, los que podemos, seguiremos trabajando como nos enseñaron nuestros mayores: con honor, ética y honradez
Da pena ver que el Gobierno esté casi entregado al movimiento indígena, hasta el punto de gastar tiempo y dinero en mesas de diálogo con seres que con el cuento del reclamo, pero de manera vandálica, de a poco van logrando chantajear a todo el Ecuador político.
El del poncho rojo, resentido, advierte al presidente, tamaño despropósito, al decirle que no tergiverse el sentido de las protestas “o nos retiramos”. ¡Qué miedo! ¿Acaso deben confiar en lo que dicen, en detrimento de todo un país, cuando insisten en mantener los precios de los combustibles bajos para ser consumidos por traficantes y narcos? ¿Debe el presidente permitir esa vía estúpida de enriquecimiento, a sabiendas que ese dinero contribuye y financia su caída? Sabe que ese dinero, más lo que aportan los de la ROBOLUCIÓN solo sirve para preparar la vuelta del que se regocija con el mamotreto vigente, creado para su gusto, prolongando el imperio del mal. De esta manera darían el pastel en la boca a los pestíferos izmierdistas del foro satánico.
Hasta aquí y de manera principal se intenta, a lo mejor ya lo lograron, la amnistía o impunidad para los destructores de bienes públicos y privados en las ciudades que invadieron. ¿Alguna vez conoceremos que lo destruido fue reparado o restituido por los vándalos? Como dicen en las calles, primero vemos a un burro volar.
Sabedores de esa debilidad es que se arman, en el sentido real, y se agrupan, muchos a la fuerza, y como si fueran los hunos mandados por Atilaiza, siembran el terror a su paso.
Por desgracia y con pesar lo reconozco, los gobiernos, no todos, así es que escuchan y pretenden rectificar, o conceden prebendas muchas veces absurdas. No debemos olvidar que para no caerse se negocian las aduanas, se entregan hospitales, se otorga vía libre para que el saqueo al Estado continúe. En pocas palabras, se mira para otro lado, hasta cuando se fiscalizan obras ejecutadas con dineros de todos los ecuatorianos. Triste es la revisión de la vida pública cuando hay mucho dinero en juego.
Mientras tanto, los que podemos, seguiremos trabajando como nos enseñaron nuestros mayores: con honor, ética y honradez.