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Inés Manzano | ¿El canje más grande o la estafa más grande?

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Los miembros del Consejo de Administración tenían exposición a factores políticos y económicos

Los canjes de deuda se iniciaron en la región latinoamericana cuando en el año 1985 Chile lo hizo por primera vez con el mecanismo de conversión de una parte de su deuda en capital.

Básicamente es un esquema donde la deuda contraída de un país es comprada con descuento en un mercado secundario por tenedores privados o países industrializados, que a su vez venden de nuevo al país que emitió originalmente la deuda y este debe canjearlo por un instrumento financiero; el país emisor usualmente se beneficia del descuento en la recompra de sus propios bonos. Ejemplo: me endeudé con 100, en mercado secundario lo compraron en 35, y recompro mi deuda en 45.

Cuando el nuevo instrumento financiero sirve para financiar un proyecto de conservación se lo llama canje de deuda por naturaleza. En el año 1987 y en 1989 Ecuador hizo sus primeros canjes de deuda con el compromiso del país de invertir en conservación; y los tenedores de deuda fueron organizaciones sin fines de lucro, como World Wild Foundation, The Nature Conservancy y Missouri Botanical Garden.

En el año 2023, Ecuador hacía otro canje mas pomposo: por acción climática, el más grande del mundo, comprometiéndonos a realizar una serie de políticas, como crear una reserva marina llamada Hermandad, de 60.000 km y un Fondo de Conservación, entre otras.

Credit Suisse actuó como organizador principal global para esta transacción, Oceans Finance Company se desempeñó como gerente de proyecto, Pew Bertarelli Ocean Legacy como socio cooperante, y el BID entregó una garantía junto con un seguro de riesgo político. Se preveía que $ 323 millones recibiría el Fondo para ser utilizados durante 18 años y medio en planes de conservación de Galápagos.

Hace unos días, la Red Latinoamericana por Justicia Económica y Social -LATINDADD, con base en Perú, ha realizado un análisis de los impactos de las inversiones derivadas de la disponibilidad de recursos originados por el Canje de Deuda de Galápagos, y los riesgos vinculados al desempeño alcanzado durante el año inicial de operación (mayo 2023 a abril 2024).

Para este análisis se basó en las políticas de evaluación del BID. Se han usado criterios como relevancia, eficacia, eficiencia, sostenibilidad e impacto. El resultado es que no hay evidencia de que se haya logrado el objetivo del canje, partiendo de que no hay señales de recursos adicionales movilizados al Fondo de Conservación destinados a financiar la conservación de Galápagos; es decir, de que hayan recibido parte del dinero logrado por el canje.

Adicionalmente, se observó que el Fondo no ha seguido las mejores prácticas en términos de gobernanza, estándares ESG y mandato.

Los miembros del Consejo de Administración tenían exposición a factores políticos y económicos; es como dejar a los ratones cuidando el queso. Y en esta era de la información y la transparencia, pues no existe rendición de cuentas ni documentos oficiales.

Solo faltaría que el Fondo constituido en Delaware -del cual ya el presidente Noboa ha solicitado la información- sea una tapadera de incompetencia y corrupción privada con fondos públicos.

Mientras tanto, tenemos reserva marina sin vigilancia, patrimonio natural sin protección frente al cambio climático.