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Al que nos robó el corazón

Avatar del Inés Manzano

...en esta Semana Mayor, la Santa Semana donde nos acercamos a vivir y sentir todas las emociones que un ser humano experimenta a lo largo de su camino... les comparto las reflexiones que podrían acompañarnos hoy

En Vigilia del sábado quiero hacerles conocer ciertas partes de pasajes de lo que ha sucedido en esta Semana Mayor, la Santa Semana donde nos acercamos a vivir y sentir todas las emociones que un ser humano experimenta a lo largo de su camino. Y les comparto las reflexiones que podrían acompañarnos hoy.

-El Nardo:

María, hermana de Lázaro, escogió su mejor perfume para los pies de quien estaba cansado de anunciar un nuevo evangelio.

Qué importante es no estar solo, que haya un racimo de personas alrededor en momentos difíciles. Perdón Señor por anteponer mi interés antes que el común; perdón por guardarme el perfume de mi vida y no derramarlo en personas concretas.

-El Anuncio:

En verdad uno de vosotros me entregará. Es aquel a quien dé el bocado que voy a mojar. A donde yo voy ustedes no podrán venir. No cantará el gallo antes de que tú me hayas negado tres veces.

De las conversaciones más poderosas de un hermano y guía, anunciando su despedida, una cruel. El entorno era festivo; la comida compartida y en el medio Jesús. Juan a su lado. Judas también está en el grupo íntimo. Pedro promete más de lo que puede, confía más en sus propias fuerzas que en las palabras de Jesús. Intenta conectar con lo decisivo de ese anuncio. Decisivo para todos los cristianos hasta el día de hoy.

-30 monedas de plata:

¿Qué estáis dispuestos a darme si lo entrego?, les dice Judas a los sumos sacerdotes. El primer día de los ácimos, sus discípulos le preguntaron: ¿Señor, dónde quieres celebrar la pascua? Al atardecer se puso la mesa para los 12. "Os aseguro que uno de vosotros me entregará". ¿Acaso soy yo Rabí? Sí, tú lo has dicho.

Momento de traición y dolor. Judas ya está en marcha. Encuentra la oportunidad. En ocasiones tomamos opciones que se alejan de los sueños de Dios, provocando heridas que nos harán mella en el corazón. Optamos por la desesperanza. ¿Qué le mueve a Judas? ¿Las monedas? ¿No sería pedir ayuda, que nos sostenga en momentos de oscuridad? Pedir su cercanía.

-Amar hasta el extremo:

Se levantó de la mesa, se quitó sus vestidos y tomando una toalla se la ciñó; se puso a lavar los pies de sus discípulos y a secarlos. ¿Tú Señor, lavarme los pies a mi? No me lavarás los pies jamás. Si no te lavo no tienes parte conmigo, si no lo hago no tienes parte conmigo.¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Me llamáis el Maestro y Señor; si yo les he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros, os he dado ejemplo.

¿Cuántas emociones debió sentir Jesús? Y también de dar un último mensaje, con la acción de agacharse, arremangarse, lavar y secar, de servir. El sentido de la Pascua es el darse, el amar, el salir de sí. La clave del amor de Jesús tenía la certeza de que había salido de Dios y a él retornaría. Vino a atraernos hacia sí, para llevarnos al Padre.

-La Pasión:

Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu. Y habiendo dicho esto, expiró.

Contemplo su cruz. Intento escuchar lo que Dios quiere decirme. Intento ponerles nombre a mis emociones. Me entrego.

Si aprovechamos este día, reflexionemos lo vivido por él. Solo al unificarnos en su silencio podemos entregarnos en silencio. ¡Qué misterio más inconmensurable, qué amor perfecto!