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Y van 27 veces

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Ahora lo importante es el financiamiento. Un país pobre necesita ayuda para combatir aquello que hace y que no ha hecho, pero de lo cual sufrirá sus consecuencias

En 1992 se reunieron los Estados para firmar la convención de mayor alcance intergeneracional de la historia: combatir el cambio climático. En 1994 entraba en rigor. Ese mismo año en Ecuador se promulgaba un decreto ejecutivo que contenía las políticas básicas de medio ambiente. Al día de hoy, son 197 países los que la han ratificado.

El objetivo de la Convención es lograr la estabilización de las concentraciones de gases de efecto invernadero en la atmósfera a un nivel que impida interferencias antropógenas peligrosas en el sistema climático. En 30 años no se ha logrado estabilizar los gases y el ser humano está más al tanto del impacto, y aún así crece la interferencia por las diferentes actividades, sean productivas o no.

En resumen, es una convención que ha motivado que las generaciones entiendan el problema, pero sin lograr solucionarlo. Se debe principalmente a la complejidad en la aplicación. No existe una solución, sino que pueden ser miles; no es un Estado, sino todos, incluyendo pequeños como Ecuador; y sinceramente, el egoísmo juega al pepo. La idea de pensar en la próxima generación y dejar un mundo mejor no es parte del ADN, es un ‘yo ensucio, que otro limpie’.

Las personas en situación de pobreza extrema no tienen la capacidad de adecuar o elegir acciones que ayuden a combatir este mal del siglo XXI, están preocupadas en su día a día; pero el Estado debe suplir esto, urgentemente.

Ayer viernes 11 de noviembre Biden entró a Egipto, donde se están reuniendo los Estados para tratar (un año más) el cambio climático en la COP27, y tiene mucho que decir. Su reciente Ley de Reducción de la Inflación verá más de $ 300 mil millones gastados en impulsar la energía renovable y reducir las emisiones. Pone a los EE. UU. en un camino más creíble para cumplir con sus compromisos de emisión y le da más peso que cualquier presidente estadounidense anterior en la acción climática.

“Hoy, finalmente, gracias a las acciones que hemos tomado, puedo estar aquí como presidente de los Estados Unidos de América y decir con confianza que los Estados Unidos de América cumplirán con nuestros objetivos de emisiones para 2030”. Aunque su interés últimamente en explotación de petróleo y su ‘coqueteo’ con Venezuela revelan que no hay firmeza ante el cambio climático.

Ahora lo importante es el financiamiento. Un país pobre necesita ayuda para combatir aquello que hace y que no ha hecho pero de lo cual sufrirá sus consecuencias. Ofrecer billones está en la mesa. Sin embargo, un país en vías de desarrollo ya propone que se transparente qué Estado está aportando y cuál no.

Y dentro del tema económico, para países como Ecuador es indispensable ya establecer un mercado de carbono, entendiéndolo como la oportunidad del privado que conserva de vender ese stock de carbono a quienes tienen que compensar sus emisiones. Un tema que no se resuelve con la pregunta 8 de la consulta popular.

Las negociaciones y ofertas continúan, pero mirándonos el ombligo. ¿Es eso lo que logrará combatir y reducir la amenaza? Ya vamos 27 veces reunidos.