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Broche de oro azul

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El nuevo tratado permitirá establecer áreas marinas protegidas a gran escala en alta mar

En 1982 se adoptó la Convención de Naciones Unidas sobre los Derechos del Mar, conocida como Convemar, y entró en vigor 12 años después, en 1994, forzando a que se expida la nueva ley de pesca en el 2020 en Ecuador y acuerdos como el de Medidas del Estado Rector del Puerto, destinadas a prevenir, desalentar y eliminar la pesca ilegal, no declarada, no reglamentada en 2016; el Código de Pesca Responsable en 1991; y Acuerdo para promover el cumplimiento de medidas internacionales de conservación y ordenación de los buques pesqueros en alta mar en 1993.

Pero faltaba regular todas las actividades en alta mar ejecutadas por países con mayor acceso a tecnología y fondos que pueden afectar la biodiversidad marina, y por ende el equilibrio del planeta, pues lo que sucede en el mar incide en el clima, los alimentos, y la biodiversidad.

Los marcos legales fragmentados han dejado en estas áreas a la biodiversidad vulnerable a amenazas crecientes, incluidos el cambio climático, la contaminación plástica, los derrames de petróleo, la sobrepesca, la destrucción del hábitat, la acidificación de los océanos y el ruido submarino por minería.

17 años de negociaciones dieron fruto en marzo y junio de este año. Los países miembros de NN. UU. adoptaron formalmente un nuevo tratado sobre la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de áreas fuera de la jurisdicción nacional. Y se han resuelto algunos impases sobre los recursos genéticos marinos, incluida la distribución de beneficios, medidas tales como herramientas de gestión basadas en áreas, abarcando las áreas marinas protegidas. Por primera vez habrá la obligación de que se hagan evaluaciones de impacto ambiental de actividades en alta mar, así como capacitar y transferir tecnología marina, y otros.

El 20 de septiembre en Nueva York se abre a la firma para la entrada en vigor, lo que requiere la ratificación de 60 países. En el caso de Ecuador se podrá firmar por el Gobierno pero para la ratificación necesitamos de la Asamblea.

El nuevo tratado permitirá establecer áreas marinas protegidas a gran escala en alta mar, que además son necesarias para cumplir con el compromiso global de proteger al menos el 30 % del océano para 2030. Hasta ahora solo hay 1 % cumplido.

Ecuador por ejemplo podrá proponer la protección de un área de alta mar y sugerir medidas, como límites a la pesca o al transporte marítimo. Otras partes interesadas, incluidos científicos y empresas, revisarían dichas propuestas antes de que los países voten sobre ellas. Si el número requerido de Estados está de acuerdo, se establecería el área protegida. Podría ser una manera de alejar la flota pesquera china con extracción irracional, en un mar frágil en estos momentos por el fenómeno de El Niño.

Como escribió Amanda Gorman en su poema para los océanos: “porque nosotros también somos océanos”. Y cuando vemos una foto desde el espacio, nuestro planeta azul predomina en el 70 % de la Tierra, un coloso que nos conecta.

Nos damos cuenta de que hay finalmente un tratado que protegerá el azul de la codicia e insensibilidad; que con broche de oro terminamos de proteger nuestra esfera azul, donde la jurisdicción de cada Estado no llegaba.