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Plataforma de carbono

Avatar del Inés Manzano

Un mercado de carbono no es un sitio donde se compra y vende la naturaleza, esa idea hay que erradicarla

Así se llama el nombre de la primera iniciativa de la sociedad civil en Ecuador que busca promover un mercado de carbono íntegro, creíble y alineado a las metas de cero emisiones, para que sea una discusión en igualdad de condiciones en cuanto a conocimiento, tanto del que oferta sus créditos de carbono como los que demandan estos; y también dar insumos para el desarrollo de políticas públicas alineadas con lo que el mundo busca y Naciones Unidas promueve.

Un mercado de carbono no es un sitio donde se compra y vende la naturaleza, esa idea hay que erradicarla, porque el mercado lo que busca es promover la conservación y por otro lado la descarbonización de las industrias. De acuerdo con Naciones Unidas, los mercados de carbono son sistemas comerciales en los que se venden y compran créditos de carbono. Un crédito de carbono negociable equivale a una tonelada de dióxido de carbono o la cantidad equivalente de un gas de efecto invernadero diferente reducido, secuestrado o evitado.

Hay ciencia detrás de esto, ciencia que nos dice con alarma que el planeta no puede “limpiar” nuestro desastre si no es con ayuda, como el mercado. Entonces ese ‘stock’ de carbono de los bosques públicos o privados hay que monetizarlo, al igual que las reducciones de emisiones de las empresas. Ni se tala ni se vende la biodiversidad, caso contrario carecería de valor.

En 2021 el mercado voluntario de carbono creció a un ritmo récord, alcanzando 2 mil millones de dólares, cuatro veces su valor en 2020. Para 2030 se espera que el mercado alcance entre 10 mil y 40 mil millones. Y este incremento va de la mano con que más empresas están buscando llegar a emisiones netas de sus actividades productivas, es decir la demanda existe. En otras palabras, el comercio de carbono podría facilitar la eliminación de un 50 % más de emisiones (alrededor de 5 gigatoneladas de dióxido de carbono por año para 2030).

Lo relevante es que exista claridad en cuatro áreas claves: integridad ambiental, credibilidad, responsabilidad y el papel de los gobiernos. Solo en el tema de ser íntegro hace que las empresas que prometen ser cero emisiones entiendan que primero deben alinearse con los escenarios científicos del IPCC (panel de expertos de cambio climático de NN. UU.); que esas promesas deben tener objetivos cada cinco años; a su vez estos deben cubrir todas las emisiones de gases de efecto invernadero y todos los alcances de las emisiones, lo que significa en palabras del secretario general de NN. UU.: que las instituciones financieras deben hacerlo de todo lo que financian; las empresas de todas sus emisiones directas, indirectas y las que se originan en sus propias cadenas de suministro; y para ciudades y regiones todas las emisiones de su territorio (agricultura, infraestructura vial, transporte, etc.). La credibilidad se logrará con la rendición de cuentas y esta con la transparencia total.

El progreso no es un arranque automático, siempre requiere de un desencadenante; la información, creatividad, recurso humano, tecnología puede cambiar el rumbo, y la Plataforma de carbono es lo que busca para Ecuador: una completa y rápida descarbonización basada en ciencia, planificación y reglas consensuadas y claras.