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Trilema

Avatar del Inés Manzano

...nuestro país tiene no solo un equipo de fútbol increíble en el Mundial, sino una biodiversidad envidiable y condensada en pocos kilómetros cuadrados’.

En el mundo de los recursos naturales, la política pública se han enfrentado a un trilema: ¿cómo lograr la seguridad del suministro, mantener los precios bajos y proteger el medio ambiente? Esto incluye desde el petróleo crudo hasta el trigo y el aluminio. Tal trilema a menudo ha significado que uno de los tres ceda el paso a los otros dos.

La COP27 sobre cambio climático acabó con un fondo para compensar a los países menos desarrollados por el impacto que sufren; el fondo financiaría las pérdidas y daños ocasionados por el cambio climático, una justicia climática diríamos. Aún falta definir quiénes serían los países beneficiarios, seguramente Tuvalú, que es una de las islas que ha sentido el aumento del nivel del mar. Reconocen que van a tener que migrar de ella en un futuro, e incluso han incursionado en el metaverso recreando su propia isla para que se mantenga vigente aunque sea en un universo paralelo.

Y no está mal ese fondo de indemnización, el problema es que no ha habido mayores avances en compromisos de reducir las emisiones. ¿Por qué? El mundo está en una guerra silenciosa por salir adelante de la crisis prolongada de salud, por la guerra de dos países que afecta la economía mundial. Y no es indiferencia sobre el cambio climático, de hecho las palabras del primer ministro japonés en la Conferencia del Foro de Nueva Economía de Bloomberg en Singapur: “Los países comparten el objetivo de lograr la neutralidad de carbono y, al mismo tiempo, garantizar un suministro de energía estable”, reflejan que pone el cambio climático y la seguridad energética al mismo nivel.

El representante de la Unión Europea, sin embargo puso el dedo en la llaga al decir que no se han solucionado las causas de esos daños y perjuicios a pagar a las naciones afectadas. Es verdad, se pagaría sin cambio en el modelo de desarrollo.

Vladímir Putin este año utilizó el suministro de gas como arma contra Europa, llevando a la reflexión de que los combustibles fósiles no confieren mejor seguridad para un país que la energía verde. Se requiere más renovables, como energía eólica y solar, mejorar las cadenas de suministro, aumentar el gasto en investigación y desarrollo y acelerar la aprobación de proyectos.

El objetivo por ejemplo debería ser una casa, un panel solar, aterrizando de manera sencilla una solución de impacto al ciudadano.

Ecuador tiene energía limpia, lo he dicho siempre, pero necesitamos dos cosas: bajar el precio de esa energía (combatir la corrupción, trasparentar el costo real, permitiendo que los generadores de energías limpias vendan al interconectado, otros); y promover la energía limpia como parte de los productos hechos en Ecuador.

Un país que está cerca de la estabilidad y seguridad energética, como nosotros, en estos momentos es cuando se diferencia de sus competidores y de sus pares como países. De hecho, el Acuerdo que se desprende de esta COP27 incluye soluciones basadas en la naturaleza como un activo en esta lucha contra el cambio climático; y nuestro país tiene no solo un equipo de fútbol increíble en el Mundial, sino una biodiversidad envidiable y condensada en pocos kilómetros cuadrados.

El trilema inicial de otros puede ser la oportunidad de nosotros.