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Iñigo Balda: Asientos en la mesa

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Una de las decisiones más controversiales ha sido la de cambiar la política para adquirir la nacionalidad estadounidense

Donald Trump asumió el poder, como es tradición en los Estados Unidos, el día 20 de enero.

Fue realmente un cambio de mando muy normal, a pesar de que el día antes hubo marchas “en contra de la implantación de fascismo en el país”, como vemos que pasa usualmente cada vez, y todavía más cuando quien gana es un candidato de derechas (y de que viene el comunismo cuando quien gana es de la izquierda).

Todo esto a pesar de que estamos los que creemos que Donald Trump no es ni de derechas ni tampoco de izquierdas.

Es oportunista; pero esto ya está muy visto.

Este nuevo periodo de gobierno de Donald Trump, en todo caso trae a un presidente que entiende, ahora sí, cómo funciona Washington, y desde el día uno ha tomado decisiones de calado.

Una de las decisiones más controversiales ha sido la de cambiar la política para adquirir la nacionalidad estadounidense.

Durante mucho tiempo, el ‘ius solis’, o la adquisición de la nacionalidad norteamericana por el hecho de haber nacido en tierra estadounidense fue una política pensada para un país de grandes dimensiones, con muchas tierras por poblar y con ganas de crecer y expandirse, por lo que más nacionales era una necesidad.

El Estados Unidos de 1880 no es el mismo de 2025, y la realidad de la inmigración en Estados Unidos es otra, sobre todo con la entrada de inmigrantes ilegales, que llegan a tener un hijo ancla para no poder ser extraditados (aunque esta ley ya se cambió a principios de siglo).

En nuestro país esta ley afectaba sobre todo a mucha gente que viaja allá para que sus hijos nazcan en Estados Unidos y puedan tener así esa posibilidad abierta en el futuro. Esta ley los toca a ellos de lleno al no permitir que eso sea posible para personas sin residencia, sino solo con visados temporales, aun cuando estas personas no eran las que la ley buscaba afectar. Esta ha sido repelida por el momento. Veremos qué pasa.

La inmigración y su control dentro del país era el tema más candente de las elecciones y Trump se mostró inflexible durante la campaña. De igual manera se ha mostrado ahora, inflexible, con deportaciones masivas de las personas que no podían demostrar ciudadanía.

El episodio con Petro de este pasado fin de semana demuestra una cosa muy importante: a pesar de que Joe Biden y su administración se empeñaban en que no había nada que ellos pudieran hacer ante la ola de inmigrantes, Trump ha mostrado que no solo hay mucho que pueden hacer, sino que la balanza comercial con los países de destino está tan a favor de los Estados Unidos, que las bravuconadas del socialismo del siglo XXI, como la que intentó montar Petro, quedan en nada.

Una simple cancelación de todos los visados colombianos, ya ni hablemos de la subida de aranceles del principal socio comercial de Colombia, hacen tambalear a cualquier gobierno.

Aquí es donde resalta la importancia de tener buenas relaciones con los gobiernos fuertes, sobre todos con aquellos que son los grandes consumidores de los productos que crean nuestras economías.

Da igual si uno está en primera fila o en otro edificio, mientras uno esté invitado a la mesa se es alguien de peso.