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Iñigo Balda | El circo ibérico

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Estaba muy clara cuál era su intención: intentar dar pena con que hacía esto por su familia

La presidencia de Pedro Sánchez en España siempre ha estado rodeada de polémicas, pero estas se han incrementado en los últimos tiempos porque las acusaciones de corrupción ya no están solo en todo el entorno político del presidente de España, sino que ahora también tocan la puerta de su habitación, ya que la mujer de Pedro Sánchez estaría involucrada (directa o indirectamente) en un escándalo de financiación pública. Este último hecho ha llevado al circo que rodea a Sánchez a un nuevo nivel nunca visto. Bienvenidos al circo ibérico de don Pedro.

Hace dos semanas Pedro Sánchez se declaró un hombre profundamente enamorado de su mujer, y como esta estaba siendo investigada por la justicia, él debía tomarse cinco días de ‘reflexión’ (con viaje en avión privado a uno de los palacetes de patrimonio nacional; obviamente todo costeado con los impuestos de los españoles) para decidir si quería seguir o no siendo presidente. Sánchez no engañó a nadie. Estaba muy clara cuál era su intención: intentar dar pena con que hacía esto por su familia, pero todo el mundo tiene claro que él es capaz de tirar a su mujer a los leones si eso lo mantiene en el poder. No tengo ninguna prueba pero tampoco ninguna duda después de ver que es capaz de romper la concordia, la constitución y todo tipo de leyes con tal de ganarse siete votos parlamentarios de los independentistas catalanes, llegando a indicar que estaría dispuesto a dar más si hacía falta.

Después de los cinco días, “saltó la sorpresa”. Pedrito no solo no iba a renunciar, sino que se iba a enfrentar a toda la prensa y a todo el Poder Judicial, los últimos bastiones que no controla por el momento. Esto le llevó a obtener reproches a nivel nacional e internacional, pero a Pedro eso no le afecta. Estamos hablando de una persona que, en las elecciones de secretario general del PSOE fue atrapado ‘infraganti’ metiendo cientos de papeletas con su nombre en una urna para adulterar los resultados. Esto hacía cuando no tenía poder, ¿se pueden imaginar las cosas que ha hecho ahora que lo tiene? No hace falta imaginarse, todas las semanas hay un nuevo escándalo perteneciente a esta administración, pero claro, nunca es culpa de ellos, es de Franco (muerto desde 1975), de los jueces que persiguen a Sánchez, de la prensa corrupta y una larga lista de culpables; ellos nunca hacen nada.

Es por eso por lo que Pedro se ha visto en la necesidad de reforzar su equipo comunicativo. Ya contaba con la ministra Montero, fiel escudera de todos los delirios de Pedro, y capaz de cambiar de opinión más rápido que cualquiera, hasta en la misma oración, si hace falta, para defender a su amo. Pero ahora necesitaba un pitbull, alguien con una actitud de matón de esquina y presencia de orangután en peligro, capaz de crear problemas por donde pase, y lo encontró en el exalcalde de Valladolid, Oscar Puente, ahora ministro de Transportes. Pero su papel de verdad es el de paladín estrella de la defensa de su amo Pedro. Con su gran capacidad de ofender y poco conocimiento político consigue cada vez que abre la boca comenzar un nuevo conflicto. Es justamente en el conflicto donde el PSOE de Pedro se encuentra cómodo, así la atención se desvía.