Premium

Iñigo Balda: Garante silencioso

Avatar del Iñigo Balda

En el mundo se están elevando peligrosamente este tipo de atentados contra políticos

El sábado pasado el candidato a presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, fue víctima de un intento de asesinato mientras daba un discurso en Butler, Pensilvania. El intento de acabar con la vida del expresidente , y nuevamente candidato, además de favorito de llevarse la victoria en las urnas este noviembre, viene justo después de muchos intentos de la prensa afín al partido demócrata de demonizar al candidato republicano, al punto de llegar a llamarlo “el peor ser humano desde Hitler”. Esto dentro de una ya hiperpolarizada campaña donde desde ambos lados del espectro político estadounidense no dejan de tirarse lodo de todo tipo.

Estados Unidos no es precisamente un país ajeno a los magnicidios, ni a las teorías de conspiración. Desde Abraham Lincoln, asesinado mientras asistía a una obra de teatro después de la victoria en la Guerra Civil, hasta el caso más conocido, que es el asesinato de John Fitzgerald Kennedy en Dallas, mientras recorría las calles de camino al aeropuerto para regresar a la capital, todos estos casos tienen miga detrás, y todos eran presidentes muy populares entre los suyos, con fuertes detractores. Sin embargo, pocos candidatos han sido asesinados en la historia de Estados Unidos, el más recordado es el hermano de JFK, Robert Kennedy, favorito a ganar la presidencia, asesinado saliendo de un discurso en un hotel en California. En todos estos casos hubo fallos de seguridad, evitables, y en todos los curiosos elaboran teorías de por qué la seguridad falló ese día. Kennedy tiene hasta una célebre película del director Oliver Stone.

De una u otra forma, si bien hubo fallos de seguridad el sábado (los agentes del servicio secreto demoraron en reaccionar a pesar de que muchos asistentes al acto alertaron varios minutos antes del atentado de un hombre sospechoso con rifle ante la pasividad de todas las fuerzas de la seguridad, entre otros) tenemos que pensar qué ha llevado a este extremo.

Hace poco escribí un artículo sobre cómo en el mundo se están elevando peligrosamente este tipo de atentados contra políticos, y esto lamentablemente es una tendencia que va al alza, mientras crece el descrédito de los políticos, solamente causado por ellos mismos. Pero ante esto también es importante poner un poco el foco en el papel de la prensa actual. Pese a que su papel es informar, cada día vemos más, en gran parte de la prensa, posturas ideológicas, no solo en sus espacios de opinión y editoriales, que es lo normal, sino ya directamente en las noticias, dejando de ser una fuente de información y convirtiéndose en una fuente de propaganda. Esto es uno de los causantes de la radicalización de la gente, no obstante, también es una de las principales causas de la desafección actual hacia la política por parte de la juventud, que ha dejado de consumir los medios tradiciones, huyendo hacia otro tipo de contenidos.

Pocos medios de comunicación hoy en día somos plurales, abiertos a distintas opiniones, e informando de la manera menos sesgada posible.

Resulta difícil desactivar el clima de polarización política a nivel mundial; somos los medios los que tenemos la llave para ser garantes silenciosos de la cordura y la paz social.