Iñigo Balda: La guerra mundial X
En Reino Unido no es un crimen entrar ilegalmente, pero sí lo es decir por redes que entrar al país ilegalmente es un crimen
La revolución industrial fue un punto de no retorno para las sociedades occidentales en lo económico, social, y tecnológico. Todo cambió y no ha dejado de cambiar hasta el día de hoy.
La creación de nueva tecnología conlleva a la creación de más tecnología, toda guiada a mejorar y facilitar (en principio) la vida de los humanos.
El aspecto que más ha cambiado y mejorado ha sido en el ámbito de la comunicación. Desde hace un tiempo acá podemos, en cuestión de segundos, comunicarnos con quien sea, en cualquier parte del mundo y tener una conversación con relativa facilidad, y a un costo más bien bajo.
Esa facilidad de comunicación ha permitido que estemos mucho más expuestos a información, que en otras épocas hubiera sido imposible obtener de otra forma que no fuese a través de la prensa. Por esto, desde que existe la prensa, los poderes políticos han querido influir en los medios, sobre todo partidos de izquierda, que siempre han estado tres kilómetros por delante de la derecha en entender la importancia de manejar “el relato”.
En los últimos años hemos visto cómo muchos gobiernos, de corte totalitarios, y alguno que se define como demócrata, han entrado de lleno a clausurar medios, e impedir el funcionamiento de nuevas tecnologías de comunicación.
El antiguo Twitter (hoy X) por ejemplo, en países como China, Corea del Norte, Cuba e Irán está capado para que no pueda entrar ni salir información de estos lugares. Información incontrolable no es deseada.
Rusia, que tiene uno de los ejércitos cibernéticos más grandes del mundo, ha entendido perfectamente que el uso de los nuevos medios de comunicación es perfecto para poder dispersas noticias falsas para lograr objetivos políticos.
Hoy vemos cómo Venezuela ha bloqueado el uso de X para evitar el vertido de información sobre los delitos de lesa humanidad diarios que está cometiendo Nicolás Maduro.
Estas prácticas las esperamos de dictaduras. Lo preocupante es cuando el Reino Unido empieza a encarcelar a sus ciudadanos por discrepar con las opiniones del primer ministro laborista Starmer en temas de inmigración. En Reino Unido hoy no es un crimen entrar ilegalmente, pero sí lo es decir por redes que entrar al país ilegalmente es un crimen; ¡de locos!
La libertad de expresión es un derecho, pero también una responsabilidad. No se puede esparcir mentiras sin repercusiones (a pesar de que algunos, a través de votos, lo han hecho su carrera). Pero una cosa es responsabilizar a quien abusa de un derecho, y otra es perseguir a quien no concuerda contigo.
Brasil ha decidido cerrar X (el antiguo Twitter) en su territorio porque la plataforma se negó a cerrar dos cuentas de usuarios. Otros países han aplaudido a Brasil y declarado que piensan seguir sus pasos, cerrando cuentas con órdenes judiciales, y cuando no puedan cerrar las cuentas, cerrar a nivel nacional el uso de la red, sobre todo X, de Elon Musk.
Musk ha dicho que él está en el lado de la libertad y que el cierre de cuentas no puede ser por razones políticas sino éticas.
Pero Pedro Sánchez, Kamala Harris, entre otros, no ven la libertad de expresión como algo que deba de cuidarse, sino perseguirse, según qué se escriba. X es ‘el’ campo de batalla.